MOSCÚ. Estuvimos en el último partido de la fase de grupos, y aunque es cierto que los ojos del Mundo estaban en Samarak con el debut de Colombia, nosotros teníamos la chance de volver al templo del Spartak, allá los polacos iban colmando el estadio, haciendo como México, pero en su versión del estadio Nacional de Varsovia.
Desde las estaciones del metro aledañas y todos los alrededores al estadio, miles de hinchas polacos tomaban posesión del Spartak Stadium, y aunque eran menos los Senegaleses, le daban un color distinto, una hinchada que llegó a Moscú en mucha menor medida, pero decidida a pasarla bien.
Y en cancha ellos, los 22, con Robert Lewandoski como dueño del sueño europeo y con Sadio Mané como capitán de las ilusiones africanas, nosotros en primera fila, justo detrás del cuerpo técnico polaco, viviendo una nueva experiencia, entendiendo una vez más que el fútbol es un juego universal, es más, estando tan cerca, y viendo sus protestas, arengas, enojos y aplausos, me pareció entenderles todo lo que decían.
Ahora sí, nos conocimos todos, ya tenemos el pantallazo de los 32 invitados, ya conocemos bien Moscú, para movernos sin problemas, ahora es tiempo de comenzar a explorar más lugares, más partidos, es tiempo de viajar en este Mundial.