MOSCÚ. La Copa del Mundos nos sigue regalando momentos inolvidables, esta volvió a ser una jornada que terminó dignificando al fútbol en su estado puro.
Sucede que tras un pacto de no agresión en la tarde, Francia y Dinamarca protagonizaron un bochornoso espectáculo abucheado por los propios asistentes a Luzhniki, nosotros éramos uno de ellos, y decidimos abandonar la tribuna de prensa con anticipación, sabíamos que lo bueno venía luego, la definición apasionante del Grupo D.
Allá no nos defraudaron, ni Croacia -que puso su mejor equipo- ni Islandia, menos Nigeria y peor aún la Argentina, todos jugaron a fondo, cómo se debe jugar la Copa del Mundo. Es que a veces en el trajín del día a día, en el glamour de la Champions, en la presión de las temporadas largas, olvidamos que cada cuatro años sucede algo único, algo mágico, el fútbol es capaz de regalarnos sucesos memorables, paralizar al mundo, y a los corazones de las personas en todo el planeta.
Eso vivimos en este día, emociones, muchas, todas: decepción, alegría, bronca, júbilo, muchas otras más, disfrutamos al Mundial en su máxima expresión, ahora es cuando la jerarquía juega y quizás lo atribuimos erroneamene a milagros o la injusticia de ver algunoes clasificados y a otros no, lo cierto es que ya comienza a jugar la jerarquía en esta Copa del Mundo.