Cuatro partidos, tres exhibiciones de arqueros: los cuartos de final regalaron momentos que quedarán eternamente grabados en los compilados de este Mundial. Y confirmaron algo que parece una obviedad, pero que muchas veces no es tomado en serio: para ser campeón, tienes que contar con un hombre de confianza bajo los tres palos.
Lloris, Courtois y Pickford (Subašić cumplió, pero sin deslumbrar) lo demostraron, porque –sin desmerecer el gran trabajo de sus compañeros de equipo– aparecieron en situaciones que hubieran cambiado sus partidos: el cabezazo de Cáceres, el remate colocado de Neymar y los intentos de Berg, respectivamente.
Habrá que tomarlo en cuenta, porque ocupan un puesto ingrato y quedan marcados como culpables ante cualquier equivocación –como Caballero, De Gea, Muslera y tantos otros–, y porque seguramente, si sus próximos partidos son tan cerrados como los anteriores, pesarán mucho a la hora de definir a los finalistas.