La semana pasada estuvimos siguiendo de cerca a las selecciones bolivianas de Tenis en la categoría 16 años. Desde un inicio había un convencimiento en organizadores, cuerpo técnico y sobre todo de los mismos jugadores sabían que Bolivia tenía chances no sólo de entrar entre los tres primeros, si no de poder conseguir el título de un certamen sudamericano.
Las dos selecciones de Tenis de Bolivia juegan los diferentes torneos del circuito COSAT desde que tienen 12 años, se manejan con la constante teoría de mantener los procesos de formación, desde la técnica y sobre todo desde el trabajo psicológico. Estos son los resultados de trabajos a largo plazo y con seriedad.
Los mismos jugadores que desde niños entrenaron en el Club de Tenis de La Paz (en el caso de los varones) hoy son los que con los mismos profesores como capitán y cuerpo técnico lograron el pase al Mundial de México. En el caso de las chicas dos de ellas pertenecen al club de Tenis Santa Cruz y también con trabajos serio de su capitán que las conoce desde los 12 años pudieron acceder con un subcampeonato al certamen máximo de su edad.
Deportistas con la edad justa para arrancar carreras profesionales, dan resultados y salen del anonimato para convertirse en ejemplos, no de la niñez solamente, si no de un proyecto serio de deporte.
Daniela Ruiz, Natalia de Ugarte, Natalia Barbery, Rodrigo Banzer, Stephan Koenigsfest, Daniel Arrien, con sus capitanes Hernán Zeballos y Horacio Valenzuela han dado al país una lección de cómo trabajar para obtener resultados.
Por ejemplo Ramiro Videa, Head Pro del Club de Tenis de La Paz, va a USA constantemente a perfeccionar su profesión, él es el artífice que muchos chicos, hoy desconocidos, hagan carrera Universitaria gracias a su nivel de juego en tenis.
No es casualidad que la nueva generación de tenistas bolivianos empiecen a obtener resultados desde los 19 años hasta los 14, Bolivia tienen mucho nivel, que no se sonroja al jugar con jugadores rankeados en los top 5 de los rankings ITF o Cosat, tiene jugadores que están muy bien rankeados en juveniles.
Para la Copa Davis y la Fed Cup, se encaró un proyecto serio de “coaching” para formar un grupo unido en un deporte que incluye egos y sobre todo necesita de mucho poder mental. Fue un trabajo planificado, sin dejar nada a la improvisación desde la indumentaria hasta los festejos.
Por eso, cuando estamos tan acostumbrados a escuchar al uso de la palabra proceso como bandera política o dirigencial -sin fundamentos y argumentos- ver tan de cerca cómo un proceso, en serio, que inició años atrás da resultados que permiten que un país los disfrute, nos da alegría y esperanza de que si unificamos criterios y erradicamos la obsoleta mentalidad del “así siempre fue”, podemos crecer y mejorar en el deporte boliviano.
