Entre octubre y noviembre de 1977, tras una muy mala actuación en la liguilla de las Eliminatorias –había hecho una primera fase brillante, dejando en el camino a Uruguay y Venezuela en condición de invicto–, Bolivia disputó el boleto para el Mundial de Argentina con el seleccionado de Hungría.
El partido de ida se jugó en Budapest, y fue derrota por goleada para La Verde, que cambió de director técnico –y de gran parte de su plantel– en el ínterin: 6-0, con goles de Njiliasi, Torocksik, Zómbori, Varady, Pinter y Nagy. La suerte estaba prácticamente echada.
En el Hernando Siles el panorama no cambió demasiado; ante la presencia de más de 50 mil espectadores, el combinado europeo revalidó su victoria al imponerse por 2-3 (Aragonés x2/Torocksik, Halasz y Pusztai) sobre un equipo boliviano que, más allá de estar con la moral baja, demostró mucho amor propio.