Cuando se acababa la fría noche de Temuco, donde los 6º le eran hostiles a los players de ambos equipos, Neymar puso un pase quirúrgico para que Douglas Costa definiera en tiempo de adición. Parecía que Perú se llevaba un punto y se lo hubiese merecido: un planteo muy íntegro de los hombres de Ricardo Gareca había logrado jugarle de igual a igual a una Canarinha que busca aún curar las heridas de su mundial.
El comienzo fue de vértigo. Un pelotazo peruano por derecha agarró mal parada a la defensa brasileña: ingenuamente, entre Jefferson y David Luiz se la dejaron servida a Cueva, que reventó el arco. Minuto y medio después una contra terminó con habilitación de Alves para el gol del empate de Neymar. Luego, ida y vuelta, fútbol vertical y abierto. Para el scratch se hizo muy difícil controlar a Paolo Guerrero, un auténtico desequilibrante que siempre llevó peligro. En el Perú, Jefferson Farfán explotó su banda y Cueva acompañaba en ataque con mucha actitud. En Brasil, Neymar, dueño del ataque por el flanco izquierdo, buscaba hacer cambios de frente para Tardelli (reemplazado por el autor del gol Costa) o para una eventual subida de Alves, que jugó más retrasado de lo que habitualmente lo hace en el Barcelona.
Perú merecía más por la actitud que mostró, pero lastimosamente fue ese último suspiro, ese pase rasante de Neymar a Costa que puso la diferencia. De todas maneras Brasil pasó susto (y frío) y Perú demostró que está para más.
