La Selección de Colombia se convirtió en un sinónimo de autoridad y buen fútbol, su camino en la Copa América marca un invicto que no soltará con facilidad y ahora le tocó arrollar a Panamá. Los dirigidos por Néstor Lorenzo esperan por el ganador de la llave entre Uruguay y Brasil, rivales de peso, aunque con este triunfo, sus motivaciones son enormes.
El equilibrio en el marcador no duró más que 8 minutos, James Rodríguez se encargó de elevar un centro para la cabeza de Jhon Córdoba y el balón ingresó junto al palo izquierdo de la puerta ante la resignación de Orlando Mosquera. El partido recién había comenzado y la intensidad de Colombia era imparable, Jhon Arias fue derribado en el área, motivo suficiente para la decisión del juez Maurizio Mariani.
Los reflectores apuntaron a James, dueño y señor de la dinámica colombiana, respiró y con su mítica zurda la acomodó a la izquierda de la portería. Panamá intentó reaccionar, Roderick Miller cabeceó en el área, la caprichosa se estrelló en el palo y se dirigió hacia Camilo Vargas que como un felino evitó la caída de su valla.
Colombia era el gran favorito y lo confirmó a los 41 con una jugada brillante. James elevó un pase desde aproximadamente la mitad del campo, solo apareció Luis Díaz con su riqueza técnica y la picó por encima del arquero. La defensa panameña quedó sorprendida, nadie esperó esta picardía y la llave estaba definida.
El complemento fue cuestión de trámite porque los de Néstor Lorenzo anunciaron su firme candidatura a título con diversión y lujos. El cuarto fue firmado por Richard Ríos a los 70, otro que tuvo un brillante partido, combinó con Daniel Muñoz y concretó con la diestra.
La diferencia ya estaba notoriamente marcada, Panamá creyó que era suficiente, sin embargo, Colombia no lo sintió así y al cuarto minuto de adición sentenció la eliminatoria con un penal ejecutado por el recién ingresado Miguel Borja. Ya son 27 encuentros sin derrotas para la Fiebre Amarilla que promete prolongarse.