¿Cómo frenar a la Colombia de James? ¿Cómo recuperar el peso histórico de la canarinha después de los calores –y las lágrimas– que Chile nos hizo pasar? Esas preguntas le quitaban el sueño a Scolari, que se olvidó del jogo bonito y prefirió el pragmatismo.
Brasil sentó las bases de su victoria temprano: pressing, marca, achique, actitud. La tónica del partido la dictó ese gol casi de vestuario de Thiago Silva; no era jogo bonito, pero funcionaba. El scratch sabía que si Cuadrado y James se encontraban iba a haber problemas, por eso decidió frenarlos a como dé lugar: Brasil cometió una falta por casi cada minuto que Colombia tuvo la pelota. El medio de Colombia trataba de proyectar y se encontraba siempre con una pierna rechazando. Hulk en duelo franco con Armero, James siempre interrumpido. Brasil ahogó a su rival y buscó los espacios –pocos– para el ataque, y a medida que fue aflojando la presión surgió Colombia. Pero en ese momento, cuando mejor le salían las cosas a los de Pekerman, un golazo de pelota detenida de David Luiz aumentó la diferencia aunque no frenó los ímpetus colombianos, que finalmente se concretaron en ese penal que James anotó faltando 11 y que le dio un final emocionante a este partido.
Si en el primer partido de la jornada Alemania y Francia fueron mezquinos, amarretes, estos dos se brindaron enteros. Brasil se reencontró con su público y con su fútbol, aunque pateando más de la cuenta, y Colombia se fue por la puerta grande después de un mundial enorme. Gary Lineker lo dijo desde tu twitter, “This is one hell of a game of football!”. Y Gary sabe. Una imagen para el recuerdo: James llorando la eliminación mientras David Luiz pide aplausos para él. Qué hermoso deporte.
