Los sueños Celestes reflejados desde los años 70 a la cabeza de Mario Mercado dieron pie a la casa de la Academia, el estadio Libertador Simón Bolívar nació en el barrio de Tembladerani y vio por muchos años la magia de las estrellas que representaron el juego ganador de muchas conquistas.
Los tablones del antiguo estadio del argentino Vélez Sarsfield acogieron a la hinchada bolivarista en más de un compromiso, la final de 1997, con victoria ante el tradicional rival, por citar algún ejemplo, el primer título que vio el fortín de la Academia.
El escenario recibió, además de partidos del Celeste, algunos de la Selección Nacional en la Copa Paz del Chaco, Eliminatorias o Amistosos. Sin duda un campo que cuenta más de una interesante historia.
El sueño de los bolivaristas se hace realidad, la nostalgia de la demolición del estadio se transforma en ilusión de contar con un nuevo y moderno reducto.
“El Club Bolívar no puede transferir a título gratuito ni oneroso los terrenos de su estadio, debiendo emplearse solamente para la consideración de campos deportivos. El club fue, es y será el único propietario del estadio”,
aseguró Marcelo Claure en la aprobación del proyecto.
La reconstrucción llegará mediante el aporte de 20 millones de dólares del presidente Celeste, un préstamo de 15 millones con la garantía del dirigente, además de ingresos operativos anuales, 4 millones de la venta de palcos y 6 millones de Bolívar 1925 SRL, su administradora.