Tarde enrarecida en el vestuario cruceño, llegó el primer equipo y la puerta del garage estaba con candado, el bus no entraba, Soria estaba adentro y fue la manzana de la discordia.
Dirigentes del otro lado del portón, no querían al Loco en el banco de suplentes, “renunció ayer, y le aceptamos la renuncia”, dijo Juan Daza. El equipo fue amedrentado por algunos hinchas antes de que le abran la puerta, luego vino la discusión. La dirigencia tenía listo a Fernando Suárez y a su equipo juvenil. La decisión era que Soria no esté.
Finalmente se procedió a eso, la planilla de Blooming se completó con nombres que entrenaron en el equipo titular de la semana, el capitán era Sergio Álvarez, un juvenil que debutó en primera y el DT era “Castor” Suárez. La dirigencia impuso su criterio y mandaron al campo de juego un equipo sin peso específico para aguantar a un Bolívar hambriento de festejar.
Así fue, palo, travesaño y algunos intentos de mantener su arco en cero durante 46 minutos, luego Callejón, Cabrera y Capdevila terminaron de contar la historia con el 3-0, Bolívar ganó, y es todo lo que tenía por hacer, se consagró campeón.
Jugó ante un equipo “raro”, era la primera de Blooming, pero con jugadores sin recorrido, y el estadio pintado de celeste festejó, unos por el título y los otros por la rivalidad, esa que rayó la cancha, esa que abrió una incógnita grande en el Tahuichi, ¿Qué pasó con Blooming para mandar ese equipo a la cancha?
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