Los que estamos al margen del terreno directivo y algunos de los conductores de nuestro deporte, venimos reclamando con insistencia, cambios fundamentales en las estructuras de los mandos superiores del futbol boliviano.
Lamentablemente los indicados a buscar esas variantes han entendió equivocadamente ese clamor y entrando en el terreno de la confrontación, lo único que provocan es que las marcadas diferencias se constituyan en otro obstáculo difícil de superar.
El futbol precisa de cambios donde los que estén decididos a respaldarlos acudan con ideas renovadoras para dar el viraje necesario, pero si todos tienen como prioridad buscar culpables antes que tratar de encontrar soluciones, estamos ingresando en un campo minado que en cualquier momento causará una explosión de incalculables consecuencias.
Las encuestas de las últimas semanas son por demás elocuentes y aconsejan darles el valor que merecen. Los negativos resultados internacionales están en la mente de todos por ser reciente. Los fracasos han sido alentados por los que no quieren perder la cuota de poder conseguida y solo se preocupan de mantenerse en los cargos jerárquicos para provecho personal, olvidando que fueron elegidos —unos legalmente y otros acudiendo a todas las triquiñuelas imaginables— para trabajar por el progreso de nuestro fútbol.
Es necesario recordar que para cristalizar grandes objetivos, todos los que este interesados en esos logros deben aportar y no restar. Incluidos nosotros, los comunicadores, evitando que la guerra sucia siga enlodando mas una manifestación deportiva que está destinada a enaltecer y revalorizar al ser humano.
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