La preocupación bloominista era indisimulable. Dos derrotas en tres partidos y sin convertir goles –la victoria de la primera jornada llegó gracias a un autogol de Marteli—era el tema predilecto de los medios y el entorno del celeste cruceño.
Cuando a los dirigidos por Hernán Boyero les tocó volver a su estadio, era la oportunidad perfecta para terminar con la mala racha. Hugo Bargas recibió la confianza del DT y de sus compañeros para comandar la línea ofensiva encargada de devolverle la sonrisa a su hinchada contra Ciclón.
El franco-argentino volvió a anotar después de más de tres meses en los que le pasó de todo, su último gol había sido el 01/11, contra Wilstermann. Una lesión lo dejó afuera de la recta final del Apertura y no había tenido suerte en los primeros partidos de este Clausura, pero el hombre gol volvió a decir presente con dos anotaciones y en gran nivel para ilusionar a la parcialidad bloominista.