Con algunas dudas, con reproches del público, pero con un final que lo terminó consolidando entre los mejores del equipo de Bolivia. Así pasó el regreso de Romel Quiñonez al arco de Bolivia.
En el primer tiempo Romel tuvo algunas dudas, como si fuera presa del nerviosismo. El gol -en contra de Alvarez- le cayó mal, le costó reponerse, hizo agua en las dos jugadas siguientes. La primera un remate de media distancia que casi se le mete al arco tras chocar en sus manos y pasar su resistencia. La segunda un centro que tuvo un final insólito, un travesaño y un cabezazo bajo el arco del delantero haitiano que terminó en el palo.
Luego, sí, Quiñonez se acomodó, ya en el segundo tiempo sacó al menos seis pelotas, algunas incluso saliendo del área y retrocediendo en dos tiempos. Terminó siendo figura, pero en contra partida a su rendimiento, se comenzó a ganar silbidos de la gente, cómo si eso lo hubiera motivado, creció su juego, sobre el final del partido, cuando el dominio era caribeño.