(Jorge Gonzales). Como en las reuniones de las grandes familias, donde los intereses económicos y el reparto de dominios territoriales, para mejor controlar las ganancias, son rígidamente respetados, así se realizó un congreso extraordinario en la ciudad de Trinidad, Bolivia, para reelegir al jefe de los jefes.
Al encuentro, estuvieron presentes subjefes de 9 territorios, así como otras figuras menores, pero inmediatas, que forman parte del clan y que son simples “masa de maniobra” y cumplidores fieles de órdenes.
Y como en todo guión para episodios de este tipo, no faltó ni aquél jefe que está en prisión, pero cuya orden fue cumplida a cabalidad.
De ojo en el peligro que representa una organización de ese tipo, no faltó ni la policía y el ruido de la represión.
Ahora solo falta que aparezca un Eliot Ness para combatir a una secta elegida en plaza pública.
Que sea lo más breve posible.