Lo demuestra en cada partido, no importa si es de Copa, si es de Liga, si hay cansancio o no, Alejandro Chumacero es el motor del equipo atigrado, desde que encontró su posición ideal en el campo, todo su despliegue es eficiente, es efectivo y es útil para el equipo.
Otra vez fue extremo por derecha, su posición habitual desde que César Farías asumió en el Tigre. Él le encotró el puesto, él apostó por el despliegue físico de Chuma en una ubicación que exige ese despliegue. Lejos ha quedado el Alejandro Chumacero que hacía un doble cinco en el medio campo, es ahora un delantero hambriento de gol.
Chuma fue clave en Oruro, porque en la última pelota fue el que la peleó por arriba, se levantó, ganó en el aire a pesar de su corta estatura y exigió a Franco a dejar un rebote que cazó Alonso. El tres del Tigre festejó como propio el gol, porque lo buscó en todo el partido, siempre yendo al frente, siempre dejando el alma y poniendo el juego al Tigre, aprovechando su gran momento futbolístico.
