En el fútbol, nada está definido hasta el pitazo final. Barcelona iba haciendo su negocio con orden y potencia defensiva, pero Bolívar puso alma, vida y corazón para alcanzar el objetivo. Pese a sus intenciones, se le negaba el grito hasta que apareció el hombre que arriesgó sin importar que seguía en proceso de recuperación. Ronnie Fernández en la última jugada desató la fiesta celeste y la Academia da un paso gigante en la Copa Libertadores.
La atención primó en ambos equipos desde el inicio. De contra, Barcelona exigió a Lampe con un remate de larga distancia. La intensidad y la precisión fueron creciendo en Bolívar. Es así que Villamil con un cambio de ritmo y un potente disparo estrelló el balón en el travesaño. Luego, Bejarano le dio en el vértice superior izquierdo del arquero rival. Chávez tuvo la última opción de los primeros 45 minutos, pero Mendoza controló en dos tiempos.
En el segundo tiempo, el juvenil tuvo la gran oportunidad gracias a un gran pase filtrado de Ronnie Fernández, solo que el guardameta le cerró los espacios. En los pies de Fydriszewski estuvo la chance más clara de la visita. Luego, Pato si bien fue impreciso, fue el que más exigencias le dio a Mendoza.
La desesperación se apoderaba de Bolívar. Los cinco minutos de adición parecieron quedarse cortos por el tiempo que perdió el elenco ecuatoriano. Eran los segundos finales, de la tribunas surgían gritos en contra de Beñat y todos ellos se callaron ante la llegada del gol. Uzeda metió el balón al centro del área, Vaca lo tocó hacia adelante y Ronnie con un leve remate batió el arco desatando el desahogo celeste.
De pronto, la rabia y la desesperación se transformaron en alegría y algarabía. Bolívar sigue siendo puntero del Grupo E de la Copa Libertadores, pues llega a 9 puntos sacándole 6 a su rival de turno y a Cerro Porteño. La clasificación a Octavos está en sus manos, el objetivo cada vez está más cerca. La Academia hizo respetar su casa.
