Son contadas las ocasiones en las que el fútbol profesional provoca reacciones positivas del aficionado boliviano. Los momentos de alegría que las victorias generan han disminuido notablemente en los últimos años, por razones que cada vez resulta más difícil explicar.
Vivimos una época de tantas exigencias económicas que el cariño a la camiseta ha pasado a un segundo orden y no es raro el comentario relacionado con la apatía generada por el deseo de desestabilizar a un DT que no goza de la simpatía de los jugadores con más peso en un equipo.
Tampoco es historia reciente que más de un DT tuvo que renunciar por presiones internas; fundamentalmente por que las medidas disciplinarias no eran del agrado de los amigos del festejo anticipado.
Sean estos u otros los motivos relacionados con las deficientes producciones que hemos vivido en el terreno internacional en la última década, bienvenidos estos resultados de reencuentro que viven los hinchas con los dos equipos mas populares del medio futbolístico.
Ojala sirva este momento de idilio, para hacer conciencia profesional en el interior de cada institución, dado que los buenos resultados favorecen absolutamente a todos y fundamentalmente alientan para que el aficionado tenga deseos de retornar a los escenarios deportivos. Y sin ese respaldo el fútbol estaría condenado a perder el lugar preferente que aún tiene dentro de las actividades musculares.
Las victorias de The Strongest, el empate de Bolivar han servido de mucho; pese a que los dos están aún lejos de conseguir la clasificación deseada porque los rivales de turno han logrado hasta ahora mejor calificación que los nuestros.
Por eso mismo en el interior de cada equipo debe haber un real convencimiento de lo que varios de sus integrantes suelen declarar: “Aún no sea ha conseguido nada”.