El campo de juego anegado en Quito fue un aliado boliviano en casi todo el partido, sobre todo en el primer tiempo, aunque parezca algo increíble, el mayor problema de nuestro fútbol boliviano, la falta de buenos campos de juego le hizo más fácil a la Selección de pararse bien en los charcos y el barro del Atahualpa.
Con mucha entrega, mucha lucha, el equipo boliviano pudo afianzarse en la zaga en la parte más difícil de la cancha en los primeros 45 minutos, anularon completamente la fuerza y la velocidad de la Selección ecuatoriana, con mejor timming en las pelotas divididas en medio de los bancos de agua, Bolivia se hizo fuerte en la parte más dura del partido.
Bolivia que cuando tiene partidos bajo ese diluvio en su Liga, suele encontrarse con campos de juego muy complicados, Warnes, El Tahuichi, Sucre, Oruro, a su turno fueron campos de juego que se veían igual o peor que el Olímpico de Quito y eso sin duda ayudó y mucho a que el equipo se pare mejor que su rival acostumbrado al “primer mundo” de las ligas europeas o norteamericanas, además sumó a desgastar al rival, lamentablemente no alcanzó, faltaron algunos minutos, para que la alianza con el agua consume un heroico paso para la novel Selección Nacional.