Un director técnico no es necesariamente sinónimo de proyecto, en todo caso es parte de algo más grande que si podemos llamar un proyecto. Eso, entendiendo a proyecto como una estructura amplia que busca resultados específicos. En el caso del fútbol los proyectos buscan algo tan simple como el ganar. El error que cometemos sistemáticamente en nuestro país a nivel de clubes y de selecciones es que creemos que ganar tiene que ver solo con los técnicos y los futbolistas. Ellos pueden ganar o perder, pero como consecuencia de la gestión del proyecto.
Pongamos ejemplos. En Uruguay hace más de una década se dieron cuenta que ya no eran protagonista importantes del fútbol mundial, lo analizaron, diseñaron un plan, lo ejecutaron y hoy con resultados mejores o peores han recuperado protagonismo. Apostaron por la juventud y el trabajo, ahí van.
Ecuador ya es un competidor serio en eliminatorias y torneos regionales, su proyecto también comenzó a principios de siglo y desde el 2002 han participado de tres mundiales de mayores y cuatro en categorías juveniles, lo que nunca en su historia. Jugadores en las principales ligas europeas avalan su desarrollo, en quince años la selección mayor ha tenido cinco técnicos diferentes, pero eso no ha variado el plan maestro. El proyecto como bien mayor.
Finalmente Venezuela, su crecimiento en el fútbol es impresionante. Sus éxitos han lanzado el interés del balompié en un país eminentemente beisbolero hasta ahora ¿Su receta? La consecuencia del trabajo. El éxito no era César Farías ni ahora lo es Noel Sanvicente, ellos solo encaminan y aprovechan el brutal proyecto que se ha desarrollado por detrás. Venezuela desde el 2002 ha subido su porcentaje de victorias en torneos oficiales del 6 % al 40 % en 2015.
Para Bolivia el nombre del proyecto es el “reset”. Reiniciar una y otra vez los proyectos con cada cambio de técnico. No tenemos una conjunción de ideas concretas que se sistematicen en alguna estructura tangible que nos permita ver que camino estamos transitando en función de conseguir mejores resultados. Para nosotros el proyecto es el técnico de turno y él junto a los jugadores que tenga a su lado deben conseguir por sí solos lo que debería ser de todos.
Podemos tener mejores o peores opiniones sobre la actuación de Mauricio Soria como técnico de la selección, pero también debemos entender que su salida no es ningún beneficio a nuestras aspiraciones. Soria llega a la verde luego de un año de incertidumbres donde, incluido él, hubieron cuatro seleccionadores diferentes. Sus problemas con el departamento de Potosí retrasaron su inicio al mando del equipo. Su carácter explosivo ya lo conocíamos todos. Si se le quería fuera, ese era el momento.
Mauricio Soria trabajó en contra del tiempo dándose el lujo de rechazar un partido de preparación con Nigeria. Él decidió modernizar sus métodos con la introducción de programas informáticos que analizan estadísticamente el desempeño de los jugadores propios y de los rivales. Maneras ya muy comunes de analizar el fútbol en estos días. Es claro que el cochabambino experimentó mucho en la Copa América, de hecho ya se vio eso desde el amistoso ante Argentina unos días antes del torneo. Es que convengamos en algo, la actuación en Chile de nuestra selección no fue la versión 1.0 de un proyecto, en realidad fue la versión Beta. Esa que se usa para ir experimentando antes de encontrar el camino más estable. Ahora con la salida todo lo que se avanzó solo alcanza para llenar el cesto de la basura.
Ahora estamos parados donde pareciera que le gusta a la dirigencia, en cero, pues en este punto el beneficio de la duda les da oxígeno para seguir hipotecando las ilusiones de un país. Raldes tiene razón en quejarse y pedir la continuidad del técnico, pues ahora partimos nuevamente en desventaja a la hora de encarar las eliminatorias y a eso se suma la incertidumbre de ver qué hará, cómo lo hará, cuándo lo hará y a quién finalmente elegirá le federación para ser el próximo timonel de la verde.
Si usted me pregunta si me gusta Soria, tal vez le diga que no, pero me gusta menos este reseteo permanente de procesos sin un proyecto que nos respalde. Igual a la hora de la hora nos van a prometer victorias, éxitos, clasificaciones y seremos los reyes del mundo. Si no se consigue entonces se resetea nuevamente, otra vez de cero y aquí no pasa nada y si pasa se saluda.
@Ernesto70Rojas