Quien llega a esta ciudad para estudiar, trabajar o hacer turismo, se encontrará rápido con la imagen de Pachi, el puercoespín que es la mascota de los Juegos Panamericanos . Pero el visitante no se verá abrumado con un entusiasmo desbordante de los canadienses respecto de esta cita, que comenzará el viernes en el Rogers Centre, un estadio enclavado en el centro de la ciudad. Sucede que todavía no son correlativas la expectativa local con la importancia de este certamen, que tendrá a la Argentina en busca del 6° puesto del medallero, con el esfuerzo de 467 deportistas en 35 de las 36 disciplinas.
Hasta ahora, los datos dejan un saldo frustrante para los organizadores: Allen Vansen, vicepresidente ejecutivo de Operaciones de Toronto 2015, informó durante una conferencia de prensa que hasta el momento se vendieron cerca de 800.000 de las 1,4 millones de entradas disponibles para los Panamericanos y los Parapanamericanos, competencia que llegará a continuación y que les dará pista a atletas con capacidades especiales. “Estamos satisfechos con la venta hasta ahora, aunque por supuesto nos gustaría tener más expendio. La tendencia en este tipo de eventos deportivos es de un aumento de la demanda a medida que progresan las competiciones”, fue su análisis.
El 75% de las entradas cuesta 45 dólares canadienses (uno 36 dólares estadounidenses) o menos; todo va de acuerdo con el deporte y su instancia definitoria. Falta clima panamericano, es evidente, aunque Toronto es una ciudad que respira deporte y se advierte a la vera del lago Ontario, en donde gente común, de todas las edades, rueda a bordo de sus bicicletas y rollers, bajo un clima templado que no alcanza los 30 grados.
Se teme que este ritmo moderado de venta de entradas no alcance, finalmente, para que todas las gradas se vean ocupadas. Mientras tanto, la antorcha sigue su recorrido para llegar al pebetero el viernes, cuando se ponga formalmente en marcha la competencia, con 6000 atletas provenientes de 41 naciones.