En estos cuatro años entre versiones de Copa América, el arco de Bolivia pasó de tener dos dueños que lo alternaban, a uno que es casi inamovible. Romel Quiñonez se ha posicionado como el arquero titular de la Verde en este corto tiempo y con una ascendente carrera, desplazando a dos históricos del puesto, Sergio Galarza y Carlos Arias.
El jugador nacido en San José de Chiquitos -una población cruceña- ubicada a 265 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra. Es el cuarto hermano de una numerosa familia a la que tuvo que dejar a sus once años, la apuesta era aprovechar una beca que la Academia Tahuichi le dio a su corta edad.
Pachiquí fue su primer equipo con diez años, en ese club ya demostraba sus aptitudes que le valieron la beca -a la que su familia inicialmente se opuso por la corta edad- pero su mamá fue la que apostó por Quiñonez para darle la oportunidad.
Tras algunos años llegó a ser parte de la pre profesional del Club Bolívar por su gran desempeño, se fue a vivir a La Paz. Y llegó su gran oportunidad, con un mes en la pre, llegó al arco celeste, siendo alternativa para Nestor Clausen -a pesar que era el tercer arquero del club- le dio la chance de debutar el 17 de octubre de 2010 contra Real Potosí en la Villa Imperial. Esa noche tuvo un gran partido y su nombre se comenzó a escuchar. Tuvo que esperar otras oportunidades ya como el segundo arquero del equipo fue relegando a Marcos Argüello de la titularidad con su solvencia en el juego aéreo y sus rápidos reflejos.
En ese entonces, el técnico argentino apostó por el joven arquero que en este 2015, a sus 22 años, se ha ganado el arco en Bolivia y en esta Copa América jugará apenas su tercer partido oficial con la Verde; Suma a su corta edad, dos encuentros de Eliminatorias ante Ecuador y Perú, que cerró la pasada ronda pre mundialista y ahora iniciará por primera vez en un certamen como titular.
Desde aquel debut de 2010, hasta este su gran desafío en 2015, Quiñonez ha sumado títulos con Bolívar, y confianza al punto que casi nadie discute su titularidad. No cabe duda, una carrera en fugaz ascenso.
