La crónica de un bochorno anunciado

Todo comenzó en Buenos Aires, Julio César Baldivieso y su equipo logaron un punto de oro en la Copa Libertadores,

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Foto: Marka Registrada

Todo comenzó en Buenos Aires, Julio César Baldivieso y su equipo lograron un punto de oro en la Copa Libertadores, un empate a uno que le permite soñar con una histórica clasificación en el torneo más importante de clubes.

En el itinerario de regreso la U decidió no optar por los pasajes Santa Cruz – La Paz y decidieron pegar la vuelta a Sucre, algo que no estaba planificado, porque la idea del cuadro docto era viajar de Buenos Aires a La Paz directamente para esperar este duelo. Pero ese punto ante Huracán cambió todo, también el itinerario.

El estar ausente por una semana de Sucre era el plan perfecto para Baldivieso, pero la cosa cambió y el foco de la mira también, ahora lo importante es el duelo con Mineros el martes en la Copa. Julio Baldivieso había ya pedido días antes el posponer este partido, pero nadie, ni su dirigencia, ni la Liga, ni el rival le hicieron caso. La situación cambió tanto cuando llegaron del duelo en el Palacio Ducó, que la dirigencia de la U recién emitió un pedido a la Liga, pero equivocó el camino -según dirigentes de Bolívar- no tenían noción de la existencia de ese pedido porque fueron directo a buscar al ente liguero. Entonces, el duelo seguía en pie. En Sucre se reunían Baldivieso y su dirigencia para encontrar una salida, decidieron mandar siete juveniles, once en rigor a verdad a La Paz. Los chicos salieron de Sucre a las 20:30 pm del viernes aproximadamente pero no tenían certeza de que se jugaba o no se jugaba el partido, pero había una orden clara, al Siles solo iban a llegar siete si el partido se concretaba como estaba en fixture.

Sucede que a la misma hora que la U decidía enviar a sus juveniles por tierra, Marcelo Claure encendía las redes sociales, y prácticamente puso de cabeza a Bolívar y BAISA, pidiendo que se encuentre una solución al partido del sábado para que la U no recurra este extremo y Bolívar colabore al equipo capitalino, tal fue la presión que salió una carta desde las oficinas de Bolívar a la Liga el viernes a las 7:30 pm. A esa misma hora la Liga cerraba oficinas y no recibió el documento, pero si se enteró de todo y fue tácita, “Es un pedido extemporáneo”, dijeron los funcionarios ligueros.

Ya en el día el partido y horas antes, los equipos llegaron al Siles, la U entró primero caminando desde el Hotel Columbus donde llegaron a las 7:20 am, el Profesor Rodrigo Rojas y el profesor Edgar Soliz, encabezaban una hilera de 7 jugadores que entre sonrisas tímidas y miradas de inocencia entraban al Siles, ellos sabían lo que iba a pasar. Luego llegó Bolívar, el ambiente no era el de siempre, las caras no eran las mismas de siempre, se notaba que algo pasaba, sucede que ellos también sentían lo mismo que todos, algo sui géneris iba a pasar en el Siles.

Con el equipo de la U en cancha, llenos de energía posaron ante los medios en una foto que comenzó a recorrer el mundo, lo malo para los siete chicos, es que no fue por su calidad o futuro, fue por que la palabra “Bochorno” los acompaña en todas las tapas, es que en el mundo no pueden creer que en un fútbol profesional pasen estas cosas. Pero eso es harina de otro costal, Bolívar preparó a lo mejor que tiene, es más Carlos Tenorio se acercó a los chicos antes de iniciar el partido los agrupó y les dijo algo, conociendo al ecuatoriano fueron palabras de aliento para los que terminaron siendo las víctimas de una coyuntura innecesaria.

Ya con el partido en juego, todo era “casi normal”, Bolívar hizo dos goles, Callejón y Tenorio. Los chicos se paraban con un esquema de 6-1 en cancha. Pero no había equidad, un equipo jugaba a golear y el otro a buscar la pelota. Doce minutos pasaron, y el equipo de Sucre consumó lo que le faltaba a la crónica. El bochorno repetido en la Liga, los mismos protagonistas del 2012, otro escenario, otra coyuntura, pero con intereses parecidos. Baldivieso dijo que quería evitar el papelón, pero terminó siendo un bochorno. Enzo Leonel Kama cayó al suelo, acusaba una lesión la parte posterior del muslo derecho. El doctor calle -neutral- en la cancha ingresó al campo, porque la U no traía médico. El jugador aseguró no poder seguir, el doctor dijo “no puedo no creerle, si lo hago puedo pecar de negligencia”. Joaquín Antequera juntó a los seis doctos más Walter Flores, todos sabían que el partido tenía que terminarse, todos sabíamos que el partido debía acabarse en ese momento. Todos sabíamos que eso iba a pasar, una vez más nuestro fútbol da la vuelta al mundo, una vez más lo acompaña la palabra “bochorno”. Una vez más restamos en lugar de sumar en Bolivia.

-EL DESENLACE-

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