(Jorge Gonzales). La sede del Club The Strongest en la calle Comercio, fue invadida, la tarde del día viernes 5 de septiembre.
Una acción fuera de la ley, desde todo punto de vista.
Desalojando a los empleados de forma amenazadora.
Era lo que faltaba.
Ahora los barras bravas decidiendo las cosas a su modo, con violencia, mismo que sea verbal.
Lo más extraño es que lo hicieron después de conversar con el actual presidente Kurt Reincsh, que se encuentra detenido en la cárcel de Palmasola, en Santa Cruz de la Sierra, por motivos que envuelven, también, a The Strongest, pues en el nombre de la institución, se manejaron dineros que no se saben dónde están y de los cuales deben igual explicar y responder los ex presidentes Sergio Asbún y Jorge Pacheco.
El peligro de esa acción temeraria es que puede crear precedentes peligrosos en el fútbol boliviano, porque las barras bravas son apenas eso, bravas, y no precisamente contribuyentes para el mantenimiento de los clubes.
Al contrario, esas organizaciones, por medio de sus bravuras, consiguen ventajas traducidas en ingresos gratuitos para los estadios y pasajes sin costo para acompañar y “apoyar” al equipo cuando viaja.
Si las autoridades pertinentes, esto es, la fiscalía, no actúan de inmediato, corremos el peligro de, en un futuro próximo, lamentar atrocidades similares a las que acontecen en Argentina y Brasil: enterrando cadáveres.