Los méritos para ser Campeón de América

Que San Lorenzo de Almagro sea el Campeón de América, no sólo es merecido, es el fruto de trabajar atrás de la coherencia de un objetivo.

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Que San Lorenzo de Almagro sea el Campeón de América, no sólo es merecido, es el fruto de trabajar atrás de la coherencia de un objetivo.

El Club en una comunión -vista pocas veces- entendió que era LA OPORTUNIDAD DE SU VIDA, y no la dejó al azar. Desde el mismo momento que convocaron a Edgardo Bauza como reemplazante de Juan Antonio Pizzi, el objetivo era claro. Lo trabajaron, tenían la Copa entre ceja y ceja.

Tras una dura primera fase, comenzó a hacerse fuerte en el “mata mata”, llegó con muchas bajas al receso mundialista, aprovechó el tiempo para recuperar a toda su plantilla. Mientras algunos mirábamos el Mundial, ellos laburaban para potenciar a su equipo, no con refuerzos de renombre, si no cuidando a los que lo llevaron hasta las semifinales de la Copa, leyendo que esta era su gran oportunidad.

No todo fue color de rosa, Ángel Correa, una de sus principales figuras se fue a Madrid, lograron el permiso para que juegue la Copa, lo mismo que con Romagnoli y Piattí -los tres jugadores más importantes del equipo Santo- obtuvieron permisos provisionales, definitivos, extremaron recursos. Correa recibió una dura noticia, una anomalía en el corazón lo alejó del sueño de Copa, pero lejos de crear un hueco, a Bauza lo potenció como entrenador, por su flexibilidad para cambiar. Romagnoli asumió el rol de líder que hace rato no tenía.

La dirigencia logró algo inédito, el Pipi suspendido por una expulsión, fue perdonado -discutible accionar del Comité Disciplinario de Conmebol- pero un premio a una gestión dirigencial que trabajó arduamente mientras veían a su selección pelear el Mundial con Alemania.

En su paso por La Paz, Bauza no nos supo dar las claves para que su equipo no sienta el parate de la Copa, pero estaba claro que a ellos los potenció, las noches de Mundial, alimentaron en su equipo el sueño copero, la ilusión, “No hay fórmulas, nosotros trabajamos hace 45 días” nos respondió, claro, ya el trabajo de San Lorenzo duplicaba el tiempo a los otros semifinalistas que prefirieron mirar el Mundial en su vacación, nadie como San Lorenzo le dio la importancia a esta oportunidad UNICA.

Mientras los otros equipos de la Copa veían como se les iban sus principales figuaras en ese absurdo bache de calendario en la Copa, la dirigencia de Lammens, Tinelli y Romeo, ya entrenaba con todos los contratos al día y con los permisos correspondientes de los vendidos. El entrenador sólo tenía en mente potenciar a su equipo, ver quién reeplazaría a Correa, Bauza analizaba a su rival, se conocía de memoria a Bolívar, fue inteligente no obstinado, fue flexible para darle mayor fuerza a su equipo.

Los jugadores respondieron, Romagnoli sacó su mejor versión desde las semifinales, se hicieron fuertes con la pelota parada, el público entró en comunión con esa coherencia dirigencial y con su equipo en cancha, todos tenían hambre de gloria, de esta gloria que es la Copa Libertadores; Entendieron que jugar por la gloria a veces es mejor que jugar por la guita, Piatti se fue con llanto ante la impotencia de no poder jugar la final, a pesar de asegurar su futuro económico, se quedó con la bronca del que ama este deporte.

“Jueguen por nuestros viejos, por nuestros abuelos…” les dijeron, quizás temblaron ante el peso de la historia en la final, Nacional de Paraguay reventó su sueño en el palo, San Lorenzo -sin sus dos mejores jugadores- sintió su accionar, no fue el mismo de toda la Copa, pero la historia fue coherente con el laburo previo, ese que la dirigencia, cuerpo técnico, y jugadores hicieron antes, durante y después del Mundial… asumieron la responsabilidad de su gran chance.

Por todo eso es merecido, porque ningún otro equipo de la Copa entendió todo esto de tal manera como lo hizo San Lorenzo…. por eso ellos son campeones.

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