El equipo celeste tienen un gran desafío, lavarse la cara y darle otro final a la historia de la mejor campaña de Bolívar en la Copa Libertadores.
El gran reto en el campo de juego es revertir un 5-0 que San Lorenzo consiguió en el Nuevo Gasómetro, no recibir goles e ir acortando esa diferencia es la misión celeste.
Xabier Azkargorta, jugadores e hinchada han optado por la opción de pelear, de creer y de ir a poner el pecho a las balas ante San Lorenzo.
Nelson Cabrera por ejemplo habla de que no está muerto quien pelea, Walter Flores desde que llegó de la Argentina habla de que se debe pelear hasta el último minuto.
No está muerto quien pelea, muerto está el mediocre que vive pendiente de las caídas ajenas, sin darse cuenta que su vida es una lágrima
— nelson cabrera báez (@nelsoncabrera22) July 25, 2014
El entrenador celeste y Carlos Tenorio, los últimos en hablar en la previa al juego, también coinciden que deben matarse por cada pelota, por cada dividida, para hacer sentir que el equipo puede ir a pelear por el reto, “Hacer un gol o dos cada 15 minutos, los más que podamos, no se si clasifiquemos, pero que sepan que ganas y actitud no nos va a faltar” dijo el ecuatoriano. Mientras que le Bigotón conminó a los hinchas a ir al Siles, “Los que vayan se van a ir orgullosos de este equipo”.
La hinchada ha decidido creer, confiar y por eso en la previa al juego con San Lorenzo, y con el reto más difícil e importante en la vida institucional de Bolívar, han pintado la cancha de entrenamiento de celeste, con banderas en todos los rincones, para que los jugadores terminen la preparación empapados de lo que se juegan.
Bolívar ha cumplido su mejor campaña en Copa Libertadores, la derrota ante San Lorenzo le puso una mancha a un impecable andar, sobre todo desde aquel “Maracanazo”, donde Bolívar construyó su sueño copero. Ahora golpeado en la confianza y presionado a lograr un imposible, muchos recuerdos vienen a los academicos, el 5-5 con el Paranaense en aquella Copa de 2002. El 7-0 a Minervén del 97 en Oruro, la remontada a Nacional de Uruguay del 2000, es otra hazaña inolvidable para el club celeste -remontando un 3-0 ‘imposible’ en solo 24 minutos- O quizás algunos otros partidos, los cinco goles al Peñarol de Elduayen, o la remontada más reciente a Sao Paulo en el Siles. Son muchos antecedentes de Bolívar que le permiten darse el lujo de confiar en un imposible, en confiar en su equipo.
En esa tarea de creer que el fútbol es así, sorpresivo, inédito, van por la épica. Hasta el más lindo recuerdo del fútbol de Bolivia sirve para que crezca esa ilusión basada en un sueño, el fantasma del 6-1 de la selección, el temido Hernando Siles, la “durísima” altura, la gente, el equipo titular y los suplentes de Bolívar, la presión del público, el aliento incondicional… todos deben jugar. Por ahora, la opción en Bolívar es creer…
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