La dirigencia germana tenía mucha confianza en sus futbolistas, ya que antes de iniciar la competencia construyó su propio ‘búnker’ en un paradisíaco lugar, ubicado a 30 kilómetros de Porto Seguro, en el estado de Bahía y al sur de su capital Salvador.
No estaban conformes con los distintos complejos que habían visitado y la Federación invirtió una elevada suma para un sitio alejado de cualquier centro de una ciudad, para encontrarse con la naturaleza y la cultura propia de los lugareños y sólo eso, sin presiones, ni tampoco distracciones externas.
Cuando arribó a la competencia, tuvo una experiencia de lo más particular: El conjunto germano invirtió millones y para llegar al lugar ubicado en Campo Bahía, el plantel tuvo que trasladarse en Ferry, algo por de más llamativo y hicieron más de una vez para poder movilizarse al aeropuerto y permanecer en constante contacto con la naturaleza.
El lugar lo eligió Joachim Löw porque a 15 kilómetros existe un Aeropuerto, lo que le da un corto viaje para trasladarse vía aérea. Con 14 viviendas de dos pisos cada una, el conjunto germano utilizó un sitio seguro y aislado de todo, aún tomando en cuenta de que en la primera fase debió viajar más de 2800 kilómetros. Es más, para la Final ante Argentina, el equipo teutón viajó 850 km hasta Río de Janeiro.
El complejo fue construído por una empresa alemana y si bien desde la propia organización dijeron que no fue a pedido, la constructora Hirmmer lo hizo con el fin de darle un trato privilegiado a sus futbolistas. Ahora que termina el torneo, el lugar que pertenece a la Federación de Fútbol Alemana, tendrá como fin ser una Academia de fútbol y un orfanato para la población de Santo André, con la que Alemania compartió muchos momentos de interculturalidad a tiempo de disfrutar las playas, el clima y la naturaleza del lugar.
En uno de esos eventos interculturales, surgieron las necesidades de un pueblo -alejado de los lujos y caros lugares turísticos de Brasil- los germanos no se hicieron de oídos gordos, decidieron colaborar, donaron antes de abandonar su búnker con rumbo a Belo Horizonte primero y Río de Janeiro después, 10 mil euros al pueblo indígena de Pataxó para que compren un carro y equipos que ayuden al servicio médico la comunidad.
Los lugareños retribuyeron el gesto entregando al manager del cuadro germano, Oliver Bierhoff, una placa recordatoria de madera, así como un arco y flechas. Los indígenas tuvieron unos minutos para estar junto a los seleccionados alemanes, siendo uno de los más requeridos el delantero Thomas Müller, a quien le obsequiaron una medalla.
La presencia de Alemania en Santo André llenó de felicidad a los pobladores, pues generó empleo y recibieron ayuda del cuadro germano. Compartieron momentos inolvidables para ambos, que la misma campeona del mundo se encargó de hacer públicos ahora que ganó con el video “Obrigado Brasil”. Secretos de campeón.
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