Chile de entrada se le fue encima a los Socceroos. Australia no daba pie con bola y Sampaoli desplegaba ese poder ofensivo que hizo a su U de Chile un referente en anteriores competiciones continentales de clubes. 14 minutos y La Roja estaba encima 2-0, todo pintaba para que veamos la segunda goleada de la jornada, pero Australia, que si algo sabe es desenvolverse en terreno pedregoso, comenzó a controlar los avances de Valdivia y Alexis y puso lo que hay que poner. Vidal le ponía ganas, pero la lesión aún se dejaba sentir. De repente Medel comenzó a flojear en la contención, al igual que toda la zaga chilena y se vino el susto: cabezazo de Tim Cahill, clásico gol de ollazo. Australia se ordenó en el fondo, mejoró la recuperación, pero cometió el pecado capital de no definir. Un gol anulado y varios intentos que salvó Claudio Bravo o no tuvieron la precisión requerida, con el único recurso del centro al área. Ahí salió Valdivia y entró Jean Beausejour, que le dio movilidad a la banda izquierda chilena y comenzó a poner centros, a buscar al mejor ubicado, hasta que en tiempo de descuento recogió una pelota fuera del área y con un tiro rasante le dio tranquilidad a una Roja sorprendida por la reacción australiana, que puso huevos pero le faltó oficio y precisión.
