Sería imposible nombrar a todos los presidentes, animadores, propulsores sociales, capitanes y estrellas con que el Club Bolívar consteló nuestro firmamento futbolístico. Esta no es una historia que algún día se hará, sino una simple evocación lírica…
Una tarde, en Miraflores, al admirar una combinación maravillosa de pases cortos y precisos entre Alborta, Molina y Tapia, como pases de ballet, un fanático grito estremecido de fervor; “¡está jugando la Academia!” y el sobrenombre para la entidad bolivarista quedaría para siempre.
Al Bolívar vamos a verlo jugar para delicia de la visión, para regocijo intelectual, para exaltación de los sentidos. Sus jugadores supieron orquestar la escuadra celeste, con rigorismo de geómetras; no para deslumbrar la prepotencia de la mente colectiva, sino para dar cátedra de empuje con destreza, de habilidad con elegancia, de fortaleza con dominio de la fuerza.
Digo Bolívar y siento que se me aclara el alma…
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Celebramos los 89 años de Bolívar con estos Fragmentos de la Apología Lírica del Bolívar Legendario, de Fernando Diez de Medina, quizás el texto más conmovedor, y el que describe mejor la historia que se sigue contando del equipo más laureado de Bolivia.
Una deuda pendiente que ilusiona todos los celestes, La Copa Libertadores, tiene otro capítulo dorado en esta edición 2014, pero encontramos esta perlita para que los celestes sigan soñando:
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