Wilstermann se terminó quedando con el partido por 2-1, fue sobre el final de un partido que había tenido el ingrediente emotivo de que el mismo jugador -de Aurora- Rodrigo Borda, hizo los goles en su propia puerta y el empate parcial.
Pero Félix Quero en el minuto noventa terminó de darle el grado emotivo que merece un clásico, si bien el resultado es casi un empujón al barranco del descenso para los auroristas, fue una explosión de alegría para los wilstermanistas, una fiesta que el estadio -en su mayoría- pintado de rojo festejó con la emotividad que merece ganar un clásico en el último minuto.
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