El mediocampista llegó sorpresivamente a Bolivia y se quedó un día en la ciudad de Santa Cruz donde, llamó la atención de todos, sucede que Alejandro Chumacero se fue a hablar con la gente de FABOL para encontrar una salida a dos temas.
El primero fue asesorarse para saber cómo desvincularse de la gente de Sport Recife, que si bien no le dieron la salida formal, sabe que no lo tienen en sus planes, pero él sigue siendo un jugador del club Pernambucano, por lo que si no arregla su salida, debe volver a presentarse en el inicio de la próxima gestión.
Por otro lado, vino a tratar un tema que había quedado suelto con The Strongest, esto no se hizo público por Chumacero, pero existe una deuda del Club con el jugador, y Alejandro quiere ver de utilizar ese monto en la negociación para su retorno, si bien no es una cifra significativa y el Club estimó como resuelto el tema con la transferencia, pero al quedar trunca resurge el tema para el jugador. Alejandro necesita estar plenamente seguro de lo que está haciendo, debido que hay mucho dinero en juego en este retorno del Chumita a Bolivia.
El rubio volante explicó que hasta el momento el Sport Recife ha entregado la suma de 110 mil dólares a The Strongest y que se podría llegar a un acuerdo siempre y cuando los atigrados devuelvan el 50% de este monto (55.000 dólares).
El otro camino sería que se llegue a un acuerdo entre el Sport Recife y The Strongest por el monto de 110 mil dólares que aún deben depositar los brasileños en favor de los atigrados.
La dirigencia atigrada se sorprendió con la llegada del ex jugador aurinegro a Santa Cruz, Carlos Casso dijo que no conocía de la llegada de Chumacero “No, no sabía nada, me sorprendió que ya esté en Santa Cruz, pero una vez que llegue a La Paz hablaremos de su posible retorno, hay que ver qué es lo que quiere también el Sport Recife”, dijo.
La ecuación para que Chumacero retorne al Tigre no es tan simple como las ganas que tienen ambos, y habrá mucho dinero en juego que deben saber negociar dirigentes, apoderados y jugador.
Fuente: Late! y Pagina Siete