Nuevamente los vacíos reglamentarios pueden deslucir el final de un torneo de la Liga Profesional. Una vez más la criticable política de buscar soluciones sobre la marcha de un certamen, complican el panorama de una competencia que tenía todas las características de un emocionante cierre de temporada.
Dirigencia que irresponsablemente compromete cancelar sumas que no están en sus reales posibilidades –ahora y en el pasado— han generado un malestar entre los aficionados que son los sostenedores de los campeonatos.
Lamentablemente ha quedado demostrado en la última reunión liguera, que pocos están en disposición de ceder en procura de encontrar soluciones generales, pues nadie quiere perder ciertas ventajas que momentáneamente ostentas, pensando una vez más solo en el presente en lugar de respaldar medidas de beneficio común y a largo plazo.
Si se tratase de un problema de complicada solución, vaya y pase. Sin embargo están en conocimiento de todos, por ejemplo, medidas como las reglas FIFA que sancionan con la pérdida de puntos a aquellos equipos que incumplen compromisos económicos. Una reglamentación que bien podría servir en nuestros campeonatos profesionales, para poner fin a una etapa de promesas irreales.
Son varios los técnicos que en esta década de desaciertos han reclamado por estas irregularidades. Sin embargo son los propios dirigentes de sus clubes quienes se muestran poco amigos de aprobar medidas que varias veces han sido planteadas en el mismo seno del Consejo Superior de la Liga Profesional, como sucedió el jueves pasado.
Esa etapa de cambios que se reclama permanentemente a los organismos rectores del fútbol, no podrá ser posible si no empiezan por un ordenamiento interno que debe regir en la vida de todas las entidades que se precie de actuar con seriedad y responsabilidad. Así andamos y parece que nada bueno se vislumbra a corto plazo.
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