Cerca al final de un año de contrastes internacionales para nuestro deporte, seguramente las distintas federaciones van preparando el balance de una nueva gestión. Y en casi todos los casos será de saldo negativo.
Solo podemos rescatar – y con mucha satisfacción—los deportes individuales que salvaron el año. Títulos logrados en raquet, atletismo, tenis, bicicrós y alguna otra disciplina muestran que ese saldo negativo no es por la carencia de valores de jerarquía.
La falta de apoyo económico constituyó sin duda uno de los motivos centrales para que esos éxitos no hay sido mayores, porque en casi todos los casos solo el esfuerzo particular y respaldo familiar a permitido alcanzar metas propuestas.
En los deportes colectivos no rescatamos en lo que va del año ningún resultado que por lo menos permita ver con cierto optimismo el futuro. Los contrastes han sido permanentes tanto en el campo profesional como en el aficionado, originando la frecuente protesta de los aficionados por la falta de planificación en la que permanentemente se debaten los deportes de mayor popularidad en nuestro medio
No sería justo dejar de mencionar en este breve resumen el saldo que dejan los Juegos Plurinacionales Estudiantiles como ejemplo de que algo más se puede hacer en el futuro, contando con que las experiencias acumuladas hasta el momento sirvan para ir mejorando año tras año.
Esos juegos — cuya cuarta versión va llegando a su término—han servido sin duda para despertar el interés de una juventud olvidada, que ha tenido la oportunidad de competir y conocer los escenarios deportivos más importantes del país, lo que ya constituye un motivo para el elogio
Esperemos que la voz del pueblo, que cada vez se deja escuchar con más insistencia, sea la gota que labre la roca y con dirigentes que aporten con ideas, con conductores de sean capaces de ceder en sus apetitos personales, se encuentre ese camino de vocación y trabajo que tanta falta hace en el momento.
