A finales de los años 90 y al comienzo del nuevo milenio, el esquema 3-5-2 (y sus variantes) fueron el motivo de algunos de los mayores éxitos en el fútbol. Sin embargo, el sistema empezó a pasar al olvido desde aproximadamente 2003, hasta que fue traído de vuelta alrededor de 2008 y ahora está poniéndose en boga de nuevo.
Hay hechos destacados desde el final de los 90 que vale la pena mencionar en el uso del 3-5-2. El más lejano al que volveremos es la Alemania de Berti Vogts, de la Euro ’96. Este fue un 3-5-2 que se transformaba en un 5-3-2 en la fase defensiva de la posesión. El 3-5-2 fue notable por estar Matthias Sammer jugando como líbero en el centro de la defensa. Fue galardonado con el Balón de Oro, convirtiéndose en uno de los tres defensores en la historia del fútbol en recibir ese premio, junto con Franz Beckenbauer (1976) y Fabio Cannavaro (2006).
Otros ejemplos resplandecientes del 3-5-2 durante ese tiempo fueron los Glasgow Rangers de Walter Smith y la Juventus plagada de estrellas de Marcelo Lippi. Aquella Juve ganó cinco títulos de Serie A y llegó a 4 finales de la Champions League.
Al llegar el nuevo milenio, el 3-5-2 todavía estaba en boga. El Bayer Leverkusen de Klaus Toppmöller implementó una línea de tres con Lucio, Jens Nowotny y Carsten Ramelow en un papel similar al de Sammer en la Euro ’96. Mientras se utilizaba un 3-5-2, las diferentes fases del juego hacían que el esquema tome distintas formas para el equipo de Leverkusen y muchas veces terminaba siendo en un 4-1-4-1, pero a menudo Ramelow retrocedía y actuaba como un tercer central, mientras que los laterales (Placente y Sebescen) se adelantaban.
Dos caras ilustran perfectamente lo hermoso de este sistema. La primera es la selección de Brasil de la Copa Mundial de 2002 en Japón / Corea del Sur. Ese equipo lo recordamos por el regreso de Ronaldo y el correr incesante de los laterales, Cafú y Roberto Carlos. Aquella final de Copa del Mundo fue quizás el punto más alto de la popularidad de esta formación, cuando ambos equipos empezaron el partido con el 3-5-2. La calidad de Brasil prevaleció al final, merecidos ganadores contra un equipo alemán que, según muchos, superó ampliamente sus expectativas en el torneo (sobre todo con la ayuda del heroísmo de Oliver Kahn hasta el final).
La segunda cara que demostró los puntos fuertes del 3-5-2 fue la Roma de Fabio Capello. Este equipo en particular es muy importante, ya que también puso de relieve las debilidades inherentes al esquema. Dirigido por Francesco Totti, ganaron el tercer Scudetto del club en su historia. Cafú aparece de nuevo en un costado, con Candela jugando en el flanco opuesto y un doblete en el centro del campo con Emerson y Tommasi (o Cristiano Zanetti) con el apoyo de Totti como centrocampista ofensivo o “trequartista” junto a Montella y adelante Batistuta. Aunque la Roma estaba llena de talento en otras áreas de la cancha con jugadores como Cafú, Totti, Emerson, Batistuta, etc. el único defensor de clase mundial de la Roma de Capello era Walter Samuel (Zago y Zebina eran jugadores buenos, pero no talentos sobresalientes). Además, Aldair había cumplido 36 años de edad y empezaba a declinar. La forma de este equipo, y la labor de los centrocampistas y laterales ayudaron a crear un equipo muy difícil de vencer. Unidos como lo fueron en su momento, se trataba de un grupo de jugadores capaces de sorprender a sus oponentes con la entradas de Emerson en profundidad, Zebina saliendo desde atrás y la subestimada capacidad de Walter Samuel de lanzar pases largos. Al ganar la Liga en 2001, la Roma de Capello sólo sufrió tres derrotas en lo que fue, en su momento, la liga más competitiva del mundo, porque esa Serie A estaba llena de jugadores de clase mundial.
Las expectativas estaban por las nubes y al entrar en la Champions League la temporada siguiente, muchos “Romanisti” (hinchas de la Roma) tenían la esperanza de llegar a las finales del torneo, algunos incluso pensando que el Scudetto era un indicador de que Capello podría conducirlos a la gloria europea. Después de pasar la primera fase, entraron a la segunda etapa en un grupo que incluía al Liverpool, el Galatasaray y el Barcelona. La victoria por 3-0 ante los catalanes mostró el poder del 3-5-2. Los giallorossi avanzaron, punzando al Barça con sus laterales adelantados y llenando de unidades el medio; la formación les dio superioridad numérica de forma centralizada. Fue una victoria contundente.
En el mismo torneo, sin embargo, las debilidades también se vieron expuestas. La Roma visitó Liverpool con ambas escuadras necesitadas de una victoria para clasificarse. Michael Owen se lesionó, por lo que no estaba en condiciones de ser incluido. Curiosamente esta circunstancia favoreció a los reds, ya que obligó al DT Houllier a alinear un mediocampo pesado con Smicer, Gerrard, Danny Murphy y Jari Litmanen de entrada. Heskey fue dejado como único delantero. Los tres defensas y el mediocampo de la Roma no pudieron lidiar con la energía de un Liverpool sólido en el medio, que obtuvo una muy cómoda victoria por 2-0, dejándolos fuera. Cuando los italianos defendían, parecían desconcertados en cuanto a qué hacer, ya que el Liverpool tenía sólo un delantero, que les dejaba dos centrales libres todo el tiempo.
La última gran demostración del 3-5-2 que se me ocurre es la que le dio Martin O’Neil, llevando al Celtic a la final de la UEFA en Sevilla, en 2003. El Porto de Mourinho con un 4-3-1-2, sin embargo, desnudó los errores de la formación en ese partido y pese a que el 3-2 indica un marcador cerrado, los goles del Celtic llegaron en momentos aislados gracias a la magia de Henrik Larsson. O’Neil poco después comenzó a plantear un 4-4-2 con el carrilero Didier Agathe como un lateral derecho ortodoxo.
Durante los siguientes cinco años, el 3-5-2 apareció de forma esporádica sin mucho éxito. La única excepción notable es la utilización de la misma en el Egipto de Hassan Shehata, que ganó la Copa Africana de Naciones tres veces seguidas en 2006, 2008 y 2010.
Entonces, ¿por qué la formación cayó casi totalmente en el olvido después de haber sido tan exitosa?
Hay un número de razones:
1) Las formaciones de ataque de tres frentes agotaban a los tres centrales, lo que facilitó que varios equipos los tuvieran fuera de forma física.
2) Muchos equipos empezaron a adoptar sistemas de un solo delantero, como el Milan de Ancelotti con un 4-3-2-1, esquema que se comenzó a hacer muy popular. Estas formaciones dejaban dos centrales libres. Algo similar podría decirse del aumento de la 4-6-0, pero esto era mucho más raro.
3) Los zagueros atacantes se habían convertido en la norma. Cuando un sistema con defensas atacantes y abierto se enfrenta a una formación con un solo hombre por ala (como hace el 3-5-2 con un solo lateral defensivo en cada lado), es sumamente fácil para el lado con superioridad numérica vencer a la defensa por los flancos.
4) Con la desaparición del líbero llegó el ancla en el centro del campo. Makelele en el Real Madrid de inicios de milenio, provocó el famoso “jugar de Makelele” y ahora es común ver a equipos que alinean un jugador en el centro del campo, cuyo trabajo es proteger a la defensa y rara vez aventurarse hacia adelante. Busquets en el Barcelona sería un ejemplo, como lo fue Costinha en el Porto de Mourinho. Hace quince años, estos jugadores en vez habrían cabido más bien en el corazón de la defensa.
5) Es imposible pedir profundidad si se está jugando con tres centrales, y ya sería demasiado raro jugar con seis. La baja de calidad sería prácticamente contraria al propósito del sistema.
Y después de una pausa breve, el esquema volvió. Es difícil atribuir a un solo hombre el mérito de su renacimiento, pero para mí tiene que ser Walter Mazzarri. Mazzarri ha recorrido un largo camino para volver a popularizar la variación del 3-5-2 con Reggina, Sampdoria y el más famoso Napoli. Cabe señalar sin embargo, que el 3-5-2 nunca murió realmente en la Serie A. Giampiero Ventura, Edy Reja y Gian Piero Gasperini, todos siguieron con la formación durante los dos mil, cuando se había extinguido en otras partes de Europa. Y el 3-5-2 es de uso común del Napoli desde que el club subió de las divisiones inferiores del fútbol italiano a la máxima categoría.
Sin embargo, el Napoli de Mazzarri mostró la letalidad de su esquema al eliminar al Manchester City de la pasada Champions League y asustar al Chelsea en la fase de octavos. El sistema generaba una mayor protección para los (relativamente) mediocres centrales Hugo Campagnaro, Paolo Cannavaro y Salvatore Aronica y al mismo tiempo, le daba al tridente Cavani – Hamsik – Lavezzi suficiente libertad creativa para ser una amenaza persistente sin sobrecargarlos con responsabilidades defensivas. La prueba de la fortaleza del “estilo Mazzarri” está en que pese a la partida de Lavezzi al PSG, sus hombres son el único rival verdadero de la Juventus en la presente Serie A.
En general, como se mencionó anteriormente, el 3-5-2 nunca desapareció. Y una vez que los entrenadores se dieron cuenta de la innegable fuerza de la formación, su popularidad volvió a crecer. La Udinese de Francesco Guidolin terminó dos veces en posiciones de Champions League con la implementación del esquema.
En la famosa Roma que amenazó hasta el último día el título del Inter de Mourinho en la temporada 2009/2010, Ranieri declinó el 4-2-3-1 para alinear un 3-5-2 en el partido de visita al Napoli de Mazzarri, con la idea de que el esquema del rival era la única manera de combatirlo con éxito. Funcionó y Roma ganaba 0-2, pero dos errores individuales en los descuentos de la segunda parte permitieron al Napoli lograr un empate 2-2. El Scudetto invicto de la Juventus de Conte en la temporada 2011/12, se logró con el mismo esquema, tan exitoso entre el numeroso contingente de italianos en el equipo, que el DT de la “nazionale” (selección de Italia) Cesare Prandelli también lo utilizó en la Euro 2012 con muy buenos resultados, conduciendo a Italia a la final de ese torneo a pesar de no llegar como favoritos. El Inter de Stramaccioni y la Fiorentina de Montella son sólo dos más de los equipos que han experimentado con el 3-5-2 esta temporada.
En Alemania, tanto Jurgen Klopp como Joachim Loew han tratado de utilizarla. Klopp era un fan del esquema y lo utilizó sin éxito en la derrota por 1-2 en casa ante el Schalke la temporada pasada, alineando a Sven Bender como líbero. Loew, en un intento de alinear a Mats Hummels en defensa sin tener que prescindir de Mertesacker o Badstuber, experimentó con ella en amistosos en los meses previos a la Eurocopa 2012.
En Inglaterra, el Wigan se enfrentaba al fantasma del descenso y a un pésimo fixture de final de temporada. Roberto Martínez contrató entonces al lateral chileno Jean Beausejour, cambió su esquema a una variación del 3-5-2, desafió las probabilidades en su contra y sobrevivió en la categoría, derrotando a equipos como el Liverpool (de visita), Arsenal (de visita) y al Manchester United en ese orden. Sin duda influenciado por el éxito de la formación en la península italiana, Roberto Mancini ha intentado en el Manchester City, con mayor o menor éxito, adaptar a sus jugadores a un estilo similar.
En su primera temporada como DT del Barcelona, Pep Guardiola jugó a menudo con un 3-5-2. Dani Alves entonces jugaba como un lateral atacante más libre, y en ausencia de un verdadero atacante de izquierda (como lo es ahora Jordi Alba), Abidal bajaba y formaban un “muro de tres” con Puyol y Piqué para dar a Alves la libertad de subir y apoyar a Messi por derecha. Yaya Touré se desempeñaba como volante de contención, pero su papel era diferente al que Busquets cumple ahora.
En Sudamérica, LDU de Quito ganó la Copa Libertadores en 2008 y luego la Sudamericana en 2009 jugando con un 3-5-2. Uruguay llegó a las semifinales del Mundial de 2010 y luego pasó a ganar la Copa América en 2011 de la misma forma con Oscar Tabárez.
Después de haber sido dado de baja durante mediados de los dos mil, es claro que el 3-5-2 está vivito y coleando. La popularidad de este sistema podría aumentar de manera espectacular en los próximos dos años. Si Juventus pasa por primera vez en una década a las finales de la Champions, y si Uruguay o Italia llegan a las últimas etapas de la Copa del Mundo en 2014, presenciaremos el retorno de esta bestia que, no hace mucho tiempo, se proclamaba extinguida.
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Texto traducido por Martín Díaz Meave de http://www.footandball.net/the-resurgence-of-the-3-5-2/4419/