Queremos clubes campeones y más deporte en los barrios

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Leí con atención el texto de Roberto Acosta Echavarría, Editor y Jefe de Prensa de Lat! con el título ¿Queremos ser campeones o clubes de barrio?  Y me alegro muchísimo que los periodistas tengamos oportunidad para debatir asuntos que son de interés público.

Sin embargo, antes de responder a mi editor, debo explicar que yo creo mucho en la importancia del título en un trabajo periodístico impreso, porque muchas veces el título deja entender la importancia del contenido de una materia informativa.

Por eso enfatizo que CLUB BOLIVAR Q.E.P.D. es el título de mi columna que causó muchas críticas y elogios, y no “BOLÍVAR Q.E.P.D.” como escribe Roberto en el segundo párrafo.

Y en este caso la palabra Club adquiere mayor relevancia para el contenido de la nota en debate, porque simplemente este periodista lo viene afirmando hace muchos años que en Bolivia no hay clubes, lo que sí existe son equipos de fútbol.

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Para comenzar, creo que Roberto comete el mismo error de lectura (no sé si voluntario) que hizo con que muchos lectores bolivaristas se hayan lanzado con rabia y mala educación contra mi persona en sus comentarios. Infelizmente hasta la mala educación es democracia.

Es tan importante la palabra CLUB en este caso, que me siento en  la necesidad  de decirle a Roberto que no concuerdo con su apreciación de que Club sea sinónimo de barrio. En el fútbol moderno y globalizado, como industria cultural de entretenimiento, por lo tanto,  como actividad económica lucrativa, la exigencia es dejar de ser simplemente un equipo de fútbol (por más campeón eventual que sea), para convertirse en un Club de preferencia nacional o mundial. Al contrario de lo que mi editor afirma despectivamente, en los barrios lo que existen son “equipos de barrio” y juegan en “torneos de barrio”, torneos estos organizados por “Ligas de Barrio” (El Tejar, San Antonio, Obrera, El Alto, etc., etc. (foto)) que juegan sí, en serio y con buen público, al contrario de lo que piensa Roberto. Y, puedo afirmar (porque jugué en muchas), los campeonatos de algunas Ligas de Barrio son más serios que los torneos organizados por la Liga del Fútbol Profesional Boliviano.

Y como mi editor se da al trabajo de colocar ejemplos de clubes sudamericanos y europeos, debo reconocer que no sé y no me consta, que en Sudamérica haya un club “en serio” que sea propiedad de un “magnate multimillonario” como sueña para Bolivia Roberto. Los que intentaron últimamente, como en Argentina, con la relación Tinelli-San Lorenzo, por ejemplo, fueron un verdadero fracaso. Y no me imagino, porque su hinchada no lo permitiría, a un Boca, un River, un Racing, un Independiente, perteneciendo a una sola persona, por más dinero que tenga. En Brasil, eso es simplemente impensable, porque todos los clubes que tienen equipos y que juegan al fútbol profesional, son clubes con Estatutos, instalaciones propias impecables (no solo para la modalidad fútbol) y que reciben diariamente, sí, a los viejitos que juegan cartas, a las familias que almuerzan y los amigos que comparten, y que, los domingos, a la hora del partido, simplemente se dan el “trabajo” de ocupar sus lugares cativos en las graderías, para alentar al equipo de fútbol profesional.

Con relación a los ejemplos de clubes europeos que Roberto nos  da, debo recordarle que Barcelona, Real Madrid y Manchester United y otros, son clubes que tienen sus acciones en la Bolsa, acciones esas que pertenecen también a los socios y que pueden ser adquiridas por otras personas, pero nunca pertenecieron y no que creo que vengan a pertenecer a un magnate o a un millonario, por más accionista mayoritario que sea. En ese sentido, debo discordar de Roberto porque no se puede globalizar a un “equipo” ya que la globalización en el fútbol, no significa la propiedad individual de los equipos de fútbol y sí de los clubes de fútbol, porque esa globalización, está ligada al concepto de que “el fútbol es una institución social profundamente ligada a la historia del capitalismo contemporáneo, concepto este que se afirma a fines del Siglo XX, con la llegada de nuevos padrones tecnológicos y culturales del mercado” (Ribeiro Luiz (org.). Futebol e Globalização. Contratapa. Ed. Fontoura. Jundiai. SP. 2007.). Por lo tanto, los grandes clubes son una propiedad privada colectiva y no separan las actividades del fútbol con lo social.

 

Infelizmente, debo seguir discordando, porque la globalización no es un derecho solo de personas adineradas, por más capitalistas rusos o árabes que sean. Pero ya que Roberto toca a esas etnias, pregunto: ¿Por qué será que el fútbol árabe es tan atrasado, no? Si seguimos el raciocinio del Editor de Late!, por ser  millonarios y magnates, los árabes deberían ser siempre campeones mundiales, en torneos de selecciones y de equipos, porque nadie para tener más dinero que ellos, no?  Y en el caso del Mónaco de Francia, club al que también coloca como ejemplo, debo contarle que su mecenas, el ruso Dimitry Rybolovlev, que compró el club, no había sido buena flor para oler, pues quería continuar la práctica de los que manejaron anteriormente al Mónaco, no pagar impuestos, como no explicar de dónde sacó dinero para “comprarse un equipito de fútbol”. Por ese motivo, el jugador colombiano Falcao quiere abandonar Paris. Lo propio aconteció con otro ciudadano ruso, llamado Boris Berezovski, dueño de la empresa MSI y que llegó a Brasil, en marzo de 2008, para invertir en el Corinthians,  llevándo a Carlos Tevez del Boca, y poco tiempo después tuvo que salir huyendo del país, porque simplemente se descubrió el origen nebuloso de la inversión. Tevez, tuvo también que partir con su dueño. ¿Y saben quién tiene participación millonaria en la MSI? nada más y nada menos que otro ruso, Roman Abramovich,  dueño del Chelsea FC y controlador del CSKA de Moscú. O sea, no es tan bueno dar ejemplos rusos para el fútbol, ¿no les parece¿

“Bolivia no es más un país pobre”, dice Roberto, citando al presidente Morales. No lo creo, pero, si así fuere, fortalezcamos a las instituciones futbolísticas bolivianas, utilizando (ojo no digo usando) la fórmula del  gobierno para el país: Que vengan empresarios a invertir en el fútbol boliviano, que inyecten dinero, pero que no se lleven el 100%, o el 80% de los lucros, o se compren los mismos clubes, al igual que hacían las multinacionales petroleras. O en el caso de Bolívar (reconozco la buena intención de Marcelo Claure, joven y con ambiciones inclusive políticas, porque no),  caramba, ¿era necesario acabar con el Club Bolívar, para crear “Bolívar Administración, Inversiones y Servicios Asociados S.R.L. (BAISA S.R.L.) que, al final, será simplemente un equipo de fútbol¿ Pienso que no.

Respondo a otro ejemplo de Roberto Echevarría, que también creo no es de los mejores: Racing de Avellaneda y Colo Colo de Chile fueron intervenidos por las autoridades con la anuencia de sus socios, y su administración entregada a síndicos que son personas remuneradas para que procedan a sanear las finanzas, colocar en día los libros y rendir cuenta a los mismos socios y autoridades. Los dos clubes no fueron entregados a un empresario. Pienso que eso debe hacerse en la Federación Boliviana de Fútbol y en los clubes que no tienen sus finanzas aclaradas, como en el caso, hoy, de The Strongest en lugar de simplemente embargarlo.

Roberto pide también dejar a “los clubes de barrio la infraestructura innecesaria al deporte, galerías, shoppings, hoteles, edificios”, ¡caramba que bueno sería! Pero en este caso también creo que va en contramano del concepto de fútbol moderno. Los clubes más grandes del mundo, y gran parte de los de Brasil y México, tienen sus Arenas. Y el nombre arenas no lo pusieron por sonar bonito o por ser sinónimo de lugar para pelear como en la vieja Roma. No.

Los grandes estadios, como los que están siendo construidos para la Copa del Mundo Brasil 2014, siguiendo el “modelo FIFA”, poseen hoteles, shoppings, restaurantes, cinemas, galerías, museos, generadores de energía propios y estacionamientos para abrigar a miles de automóviles. Esa es la llamada industria del entretenimiento globalizado. El fútbol negocio al que se refiere Roberto.  En el fútbol moderno, negocio no es más simplemente la hinchada pagar su entrada y ver 90 minutos de juego. Es, esa misma hinchada permanecer antes, durante y después del partido en las arenas. Por eso es que históricos estadios, como el de Wembley y el Maracanã, fueron derrumbados para construir la modernidad que el “negocio fútbol” exige y no para construir simples campos de fútbol como deja entender. Esos estadios hoy pueden abrigar grandes óperas, conciertos de rock, o un torneo de patinaje en hielo, porque también para ello fueron construidos. Los grandes clubes tienen otros negocios, por eso no dependen solamente de un empresario o de una empresa. Los grandes clubes, por Estatutos, mantienen siempre el control de sus acciones en un 51%.

Entonces mi estimado Editor, como bien lo dice, para alcanzar la modernidad, creo que un Club es mucho más que un Equipo. Pero, al contrario de lo que afirma, un equipo de barrio y una Liga de barrio, en Bolivia, practican, sí, un fútbol serio y, no solo eso,  cumplen una acción social muy importante y por eso tienen el derecho de pedir a los gobiernos atención para sus necesidades; al contrario, es necesario que los llamados clubes profesionales en Bolivia se conviertan en instituciones fuertes, instituciones profesionales que en el deporte se llaman clubes, clubes que paguen impuestos y dejen de mamar de las tetas del Estado.

Clubes, inclusive, donde los viejitos vayan a disfrutar. ¿O los viejitos no podemos hacer deporte? El equipo de Sport Boys de la Liga es un buen ejemplo.

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