El estadio de Sacaba acogió el renacimiento de Blooming, cual si fuera un fénix. Al ras, gracias al asesoramiento legal, los Celestes tuvieron a todo su equipo habilitado. Pese a eso, uno de los que puso el pecho a las balas en el debut les dio el triunfazo como visitante ante Wilstermann que había ganado en Santa Cruz.
El Rojo pareció haber entrado al campo de juego con mucha confianza por el contexto en el que llegaba sur rival. Pasada la media hora de juego, recibió un balde de agua fría. Un remate de larga distancia no pudo ser frenado por Escóbar, ese rebote le quedó a los jugadores de Blooming. Un toque corto en el área fue bien aprovechado por Pablo Luján. Ese jugador de 18 años no podía creer lo que había logrado: su primer gol profesional. Se agarraba a cabeza mientras festejaba y lo dedicó al capitán.
A partir de ese momento, los Celestes armaron una trinchera en su campo. Los Rojos se volcaron al ataque, mas no lograron ser eficaces. Braulio Uraezaña se volvió en un guardián de su arco. De esa forma, Blooming volvió de las cenizas en territorio hostil, sumó sus primeros tres puntos en el torneo y volvió a sonreír; la reacción inmediata: elevar la polera de Christian Latorre.