Perder ante Palmeiras en Brasil, seguro era un resultado probable, aunque en papeles el plan era otro, es más en el primer tiempo del partido, el resultado pudo ser otro, a Bolívar le faltó decisión, convicción, y hasta suerte. Desde que comenzó perdiendo temprano, con el gol de Willian fue en busca de cambiar la historia.
Pero para mala suerte de la Academia, el primer tiempo terminó, y en el segundo tiempo no hubo una respuesta física y mental acorde al desafío. Bolívar se jugaba en Sao Paulo todas sus chances de seguir con vida en la Copa y terminó goleado, derrumbado desde lo anímico, en ruinas desde lo futbolístico. Y lo que es peor, sin respuestas desde el borde del campo.
Palmeiras aprovechó cada error y creció en su juego, decidió ir a buscar su clasificación y mostrar su chapa de candidato a ganar la Copa al ver como se desplomaba la estructura del equipo rival. Wesley, Raphael Veiga, Ronny, Matías Viña, consumaron una goleada que dejó en coma a Bolívar, tiene pequeños signos vitales que podrán dejarlo en Copa Sudamericana, pero en la Libertadores depende de un milagro deportivo, que cada vez que profundizamos en el rendimiento colectivo del equipo parece más lejano, debe golear en la última fecha a un rival directo, siempre y cuando Guaraní no sume ni un punto mañana ante Tigre.
Por eso el cálculo de la derrota en Brasil, era probable, pero la goleada de cinco tantos, deja muy incómodo a Bolívar, porque aunque se le den los resultados el jueves, en la útlima fecha esos sus seis goles de saldo negativo en la tabla de posiciones, serán una mochila más a esta pesada campaña que arrastra al mando de Claudio Vivas.