La ceremonia inaugural de Cochabamba 2018, fue una ceremonia sin muchas emociones, enfocada en un 100% a las distintas culturas bolivianas, música, bailes y cuadros que representan al occidente y al oriente boliviano.
El desfile de las delegaciones fue uno de los primeros números, y a pesar que las 14 delegaciones tenían cómodas sillas para presenciar el acto -que duró más de tres horas- decidieron dejar el recinto, y la parte culminante e importante para los atletas tuvo sólo la presencia de algunos cuantos bolivianos que se quedaron hasta el final.
El encendido del pebetero también careció de emociones, incluso en el acto culminante, cuando Jhonny Pérez iba a encender la llama, hubo un acto amauta, que demoró el encendido, provocando así el abucheo de la gente, como en muchos momentos, donde el público pagante, ubicados en las dos cabeceras, perdió la paciencia.
Es que al show, que fue largo, se lo hizo lento, pesado y sin demasiadas emociones, transmitió poco, dejó pocas sensaciones positivas, la única y la más importante, que los Juegos Suramericanos quedaron oficialmente inaugurados.