Mientras que las demás selecciones sudamericanas se impusieron con autoridad sobre Rusia, República Checa, Francia, Italia y Croacia, Bolivia no pudo zafar del papelón ante un débil combinado curazoleño; porque, aunque la suerte la ayudó a rescatar un empate, mereció perder y por una diferencia amplia.
¿Se veía venir? Probablemente. No por nada desde la Federación vienen abriendo el paraguas hablando de un equipo renovado y pintando al conjunto caribeño como un rival más fuerte de lo que en realidad es –insisten en que tiene jugadores en ligas importantes de Europa, como si los mejores del mundo no jugaran en nuestros rivales habituales–.
Es cierto que el equipo tendrá revancha el lunes, pero no hay indicios de que tenga más fútbol del que mostró en el 1-1. Salvo que, milagrosamente, los “experimentados” (menos Lampe) comiencen a jugar como tal y no dejen tan expuestos a los más jóvenes, que parecieron tener más roce internacional que ellos.
Por algo estamos tan acostumbrados a vivir el Mundial por la tele…