¿Es posible quedar ‘colgado’ por rescindir?

Los atigrados pretenden dejar sin acción a Bejarano hasta que finalice su contrato con la institución
Foto: Agencia Marka Registrada
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“Recurriremos a todos los recursos legales para que este chico quede colgado”, aseguró el presidente de The Strongest, César Salinas, ante la decisión de Diego Bejarano de recurrir a la FBF para activar la cláusula de rescisión que estipula el contrato que firmó con el club de Achumani. ¿Conseguirá su cometido?

A lo largo de los años, ha habido muchos casos similares, principalmente en el fútbol europeo –y con el destino del jugador confirmado–, y, por lo general, ningún ente rector ha actuado en contra de los intereses de los futbolistas; la FIFA, particularmente, ha sabido fungir como mediador entre las (dos o eventualmente tres) partes.

Un par de ejemplos recientes:

Lucas Alario, de River Plate a Bayer Leverkusen (2017)

Tras no llegar a un acuerdo con sus pares del equipo argentino, los directivos del Bayer Leverkusen resolvieron ejecutar la cláusula de salida (24 millones de euros) del jugador que pretendían. ¿El resultado? Los Millonarios decidieron no desembolsar el dinero de la cuenta de la AFA en la que había sido depositado y acudir a la FIFA para dejar sin efecto la operación. Pero, un par de semanas después, la federación habilitó al futbolista para actuar en la Bundesliga (River se había negado a enviarle su CTI).

Javi Martínez, de Athletic Bilbao a Bayern de Múnich (2012)

Un caso que duró más de siete meses: tras ser pieza clave del equipo revelación de la temporada, el mediocentro español decidió continuar su carrera en Alemania; su cláusula de rescisión estaba tasada en 40 millones de euros, y los multicampeones europeos estaban dispuestos a pagarla. Los dueños del pase pusieron varias trabas –en España, Hacienda juega un papel importante en las negociaciones–, pero finalmente cedieron en buenos términos. El jugador no tuvo problemas para jugar mientras los clubes limaban asperezas.

Entonces, ¿qué pasará con Diego?

Más allá de que tanto el Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores de la FIFA (4 a 6 meses) como el Reglamento al Estatuto del Futbolista Profesional de Bolivia de la FBF (6 meses) se incluyen sanciones deportivas por atentar contra la estabilidad contractual, la inclusión de una cláusula de rescisión (entendida como indemnización) en el acuerdo escrito entre un club y un jugador puede ser interpretada –tal como en los ejemplos expuestos– como una previsión aceptada libremente por ambas partes, y no derivar en castigo alguno.

Además, tal como otro caso icónico, el de Ronaldo en 1997 –antes de pasar de Barcelona a Inter, el Fenómeno abonó el monto de su rescisión sin la intervención del club italiano–, ningún tercero formó parte de la operación; Bejarano ejecutó su cláusula él mismo –en los plazos correctos, además–. Y probar que su próximo club (aún desconocido) lo indujo a actuar de la manera en la que actuó –hecho sancionado severamente por la FIFA– es una tarea cercana a lo imposible. ¿Intentará llevarla a cabo el ex club del lateral?

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