La nueva apuesta del entrenador de Bolívar fue unir fuerzas entre Juan Eduardo Fierro y Marcos Riquelme, funcionó, pero se agotó temprano la fórmula.
Fue una de las pocas cosas para destacar en la Academia, Riquelme jugando a la espalda de Fierro como segundo delantero mostó cosas interesantes, sobre todo en los primeros 15 minutos, el tiempo que duró el envión de Bolívar. El argentino siendo una segunda opción de ataque, ganaba casi siempre en la segunda jugada, tenía espacios, y entre ambos abrían marcas para que Arce y Sirino las aprovechen.
Sin embargo la fórmula ofensiva de Bolívar se fue agotando a medida que Wilstermann se fue parando en el campo de juego, Riquelme entró en una constante y molesta pelea con Christian Machado -la perdió- y el pedido del DT era que se sume a la línea media “acá todos marcamos y todos atacamos”, le dijo Beñat.
Desde ese momento al argentino se lo vio incómodo, la función de marca no le sienta bien, quedaba expuesto, y ante la gran cantidad de metros que recorrer, se fue consumiendo físicamente. Fierro fue quedando solo nuevamente en el área, incluso cuando entró Ferreira y eran cuatro los delanteros, la única opción viable para los Celestes eran centros frontales, dejando una conslusión clara, aún hay mucho que engranar entre el argentino y sus nuevos compañeros.