A Bolívar se le fue de las manos un partido que parecía controlado, le faltaron 30 segundos y un par de goles más para poder sostener su ventaja mínima.
Esa fue quizás la gran clave, la ventaja mínima fue demasido chica; En La Paz la Academia fue muy superior a su rival, pero no supo acertar, no se decidió a hacerlo. Y en Quito, tras un primer tiempo sin la pelota, nervioso y sufrido, recién encontró el camino al arco contrario en el complemento. Gran parte del segundo tiempo Bolívar volvió a ser superior, seguro y ambicioso con la pelota, pero le volvió a pasar factura la falta de gol.
Perdonó en al menos cuatro ocasiones claras, una de Fierro, otra de Riquelme, un cabezazo de Prieto y el mano a mano de Ferreira. Mantuvo a sus tres puntas en busca de sorprender al rival hasta el final del partido, pero cuando Sherman Cáredenas y José Cevallos ingresaron, la Academia volvió a perder la pelota y fue encajonándose cada vez más cerca de su arco.
Beñat San José optó por terminar el juego con una línea de tres en el fondo, respondiendo a que uno de los centrales de la Liga ya jugaba de nueve, la marca individual en el juego aéreo funcionó hasta el fatídico minuto 93, Pedraza perdió la marca de Horacio Salaberry -el central- y le hizo pagar a Bolívar su falta de gol en 182 minutos de juego. Mandó la serie a penales y allá a Bolívar le faltó punteria y serenidad en el cuarto y sexto penal.
