Resulta muy difícil de creer. No que Argentina, teniendo a varios de los mejores jugadores del planeta, sea un equipo tan pobre. Sino que su técnico, a pesar de ser el responsable de que esto sea así, brinde declaraciones tan incoherentes e irresponsables.
Ya había comenzado hace una semana, cuando, en una entrevista con un reconocido diario de su país, aseguró que iba a ser campeón del Mundial de Rusia y abrió el paraguas –con la antelación que caracteriza a los argentinos– de cara al partido que su equipo disputará el próximo martes, en La Paz.
Pero da la impresión de que, recién este jueves, rebasó lo inimaginable: contra Chile, su selección jugó su peor partido en años. Lo que, de por sí, ya es decir mucho. Pero él, dejando en total desconcierto hasta a sus propios compatriotas, aseguró que su equipo había sido“brillante”.
En definitiva, es un tema imposible de desligar a la subjetividad de cada persona. Pero difícilmente haya alguien que coincida con él. Es más: muchos periodistas, hinchas y seguidores del equipo albiceleste se molestaron más por sus declaraciones que por el desarrollo del partido.
Y no es para menos: como pocas veces a lo largo de la historia, los tuvieron contra el arco en el mismísimo Monumental de Núñez (la imagen de Romero pidiendo calma a los pasapelotas es imperdible).
Queda muy poco para la conclusión de las Eliminatorias, y seguramente Argentina clasificará. Pero la preocupación de su público está justificada.
Ahora les toca venir a La Paz. Perdón, a la altura –que supo ser su aliada cuando dirigía a la Liga de Quito, ¿lo habrá olvidado?– de La Paz. Y el panorama para La Verde, mucho más que en anteriores ocasiones, y por lo visto en Barranquilla, es ampliamente favorable. Eso sí: las declaraciones del Patón, antes, durante y después del partido, no deben sorprender, ni mucho menos ofender.
