Es un entrenador que se entrega íntegro al juego, disfruta su profesión y lo demuestra, juega con su equipo, sufre, disfruta, celebra, es un técnico distinto.
No sólo por lo que ha demostrado a la gente desde que ha llegado a Bolivia, le ha dado una identidad de juego a Bolívar que hace rato no tenía, además ha armonizado el grupo, es completo. Pero verlo en el borde del campo de juego es un espectáculo aparte: Corre, sufre, arenga, juega, hace de pasa pelotas, se engancha con la gente, ordena su casamata, ordena su equipo, está en todas, con ese traje azul que se ha vuelto una especie de amuleto y su botellita de agua en el borde del área permitida, todo en su lugar para Beñat San José.
“Quiero felicitar a los jugadores y a la hinchada, este es un triunfo valioso, a veces el fútbol es caprichoso y la pelota no quiere entrar, pero generamos mucho, atacamos del minuto 1 al 94 y estoy orgulloso de mi equipo. Se ha notado esa ansiedad, pero es normal, porque no sólo por ser puntero, porque buscamos el título, si no porque generamos mucho y no podíamos convertir”, dijo el DT al terminar el partido