
A mediados de año, el mexicano De la Torre acordó su llegada a Real Potosí. Ya había dirigido antes en el país, pero aseguraba que esta vez, por la importancia de hacer una buena pretemporada, sería distinto. Y no se equivocó.
Un par de meses después, se nota que su equipo ha ido tomando forma; ya había insinuado algunos rasgos en su participación en la Copa Sudamericana (avanzó a segunda fase por primera vez en su historia) y en algunos pasajes de anteriores partidos de la Liga, pero ante Blooming terminó de demostrarlo.
Real Potosí fue un relojito. Más allá de las múltiples carencias de un equipo diezmado (Soria se las arregla con un plantel muy corto), se vio un equipo bien asentado, con una idea clara de juego y con mucha contundencia en un ataque al que llegaron jugadores de todas las líneas. La síntesis del fútbol moderno.
Por ahora, les alcanzó para (a la espera de que se jueguen los cinco partidos restantes de la fecha) escalar a la tercera posición de la tabla, pero si logran mantener este nivel, seguramente seguirán dando pelea.