Entre las decenas de enseñanzas que me regaló la gimnasia durante más de 10 años, la más importante, y que sé que la usaré para toda mi vida, se resume en una palabra: perseverancia.
Si buscan el secreto para alcanzar sus metas u objetivos, es ignorar esa voz que nos susurra: abandónalo, no vale la pena. Una vez escuché una frase en un video motivacional que me quedó marcadaa: “No te puedes dar el lujo de tener excusas. Lo único que vas a querer hacer es rendirte. Cuando sientas que diste todo lo que tienes, da un paso más”.
En la final del domingo, por aparatos de gimnasia artística masculina, el local Diego Hypolito sacó una lágrima a más de una persona, al ganar la medalla de plata en suelo. El camino no fue nada fácil. El año pasado se escuchaban muchos comentarios de que debería dejar el deporte y dar lugar a nuevos talentos. Pero Hypolito no se rindió, quería la presea olímpica.
Dos Juegos Olímpicos atrás Diego iba con la ilusión de hacer realidad sus sueños. Una caída en Beijing 2008 le quitó la medalla y lo mismo sucedió en Londres 2012. Le quedaba una oportunidad más, en su país, con su gente.
Podría haberse quedado en el camino, pero hizo frente a todos sus miedos y nos regaló una lección de vida. “Si las personas caen, tienen el derecho pararse con la cabeza erguida en busca de sus sueños”, afirma el gimnasta con la medalla de plata en la mano.