Nadie imaginaba que, promediando el 2013 y con la “Copa Confederaciones” en marcha, gran parte de la población de las ciudades más importantes de Brasil no iban a querer al Mundial en su tierra. Nadie. Pero pasó.
Las protestas son multitudinarias y varios mutan en incidentes y represión de la policía. La presidenta, Dilma Rousseff recién ayer se expresó sobre lo que sucede en su país y dijo “La voz de la calle debe ser escuchada”. Sin embargo, por ahora, ella, su gobierno y la FIFA hacen oídos sordos a los pedidos del pueblo.
En Brasil nadie esperaba esto. En el mundo tampoco. Y en la FIFA menos. Lo que empezó en San Pablo, se expandió a Brasilia donde la presidenta fue abucheada por los 60 mil brasileros que vieron el Brasil 3-Japón 0. Algo estaba mal, y no había tiempo de resolverlo antes que el mundo se diera cuenta.
La gente estaba enojada y estaba dispuesta a mostrarlo. Pero…¿Por qué se llegó a esto? Qué pasó? La campaña viral, que incluye redes sociales, videos en YouTube, bombardeo por Twitter y marchas en las calles de Rio de Janeiro y San Pablo, por ejemplo, tiene que ver con un gobierno que alteró el orden de las prioridades. La protesta es que la gente está pagando los costos del Mundial. Que el colectivo aumenta, que un trabajador de Brasil necesita trabajar 14 horas para costearse el pasaje y, uno en argentina, precisa sólo 1,44 hora. Todo basándose en el salario mínimo, vital y móvil de cada nación.
¿Cuáles son los focos de conflicto?
– El costo del Mundial situado en unos 30 billones de dólares
– La “limpieza” en las favelas
– La represión a los pueblos indígenas
– El aumento del servicio público
– Brasil no sabe que hacer con sus estadios después del Mundial
– La Confederaciones y la Copa del Mundo costarán a cada brasileño 77, 31 dólares (dato estimado)
“Cada vez que digo que soy de Brasil, alguien en el grupo en el que esté en ese momento me dicen que va para la Copa del Mundo”, dice Carla Dauden, una brasilera que, en inglés, con un subtitulado en portugués, explica porqué en varios sectores del Brasil no quieren “Brasil 2014”. Parece joda, pero nada más lejos que eso.
Se habla de un costo de 30 Billones de dólares (o 15 mil millones de dólares, como salió publicado en varios lados). El tema no es tanto el costo, sino que el despifarro –o negociado- queda más en evidencia cuando se ve cuanto se gastó para las últimas tres ediciones de la Copa del Mundo: Japón-Corea 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. Las tres costaron 25 billones de dólares, juntas.
Brasil es un país cuyo promedio de analfabetismo es de 2,1%, que rankea 85 en desarrollo humano y en el cual 13 millones de personas pasan hambre y otras ciento de miles mueren en hospitales, esperando por asistencia médica…¿necesita más estadios?. Sin embargo, ya se han invertido billones en reformar y construir varios de estos.
Los políticos dicen que el Mundial y los JJOO son los incentivos que el país necesita para andar mejor. La pregunta que se hace Carla Dauden es ¿Qué incentivo necesita un país para cuidar a sus personas? Además, la hipótesis de que el Mundial genera dinero para el país se cae como un castillo de naipes cuando vemos que el gran porcentaje de lo recaudado va a parar a las arcas de la FIFA.
Con todo esto sobre la mesa, con el aumento del transporte como frutilla de la torta, es que los “indignados” de Brasil comenzaron a ganar la calle. Dilma aseguró que “enviaron un mensaje directo a los gobernantes”. Sin embargo, nada hace pensar que Brasil pueda negarse a organizar la Copa Del Mundo del 2014. Ni los Juegos Olímpicos de 2016.
Rivaldo, un enorme crack de Brasil, figura en el equipo que levantó la Copa en el 2002, aseguró que su país no debería organizar el torneo: “Es una vergüenza estar gastando tanto dinero para este Mundial y dejar los hospitales y escuelas en condiciones precarias“, dijo en su cuenta de Twitter. Rivaldo, como el video de Carla dice, aseguró que “Brasil no necesita ahora la Copa, necesita más salud y educación”.
Desde las masivas protestas de 1992, contra el gobierno de Fernando Collor de Mello que el pueblo brasilero no salía a las calles en este número y con esta decisión. Brasil no es un país acostumbrado a ganar las calles. Pero la indignación por el gasto público que la Copa del Mundo acarrera, y lo que se desatiende por el mismo ha llegado al punto de llevar a los brasileros, sobre todo a los más jóvenes, a gritar su descontento, en protestas que han sorprendido al mundo entero.
Para colmo, Joseph Blatter, algo distanciado de Brasil por la demora en las obras, se vio obligado a subirse al mismo barco que la mandataria, le tiró nafta a la hoguera, cuando aseguró: “El fútbol es más fuerte que la insatisfacción de la gente”. Y, no conforme con esto, minimizó la protesta a la que calificó como que “están usando la plataforma del fútbol y la presencia de la prensa internacional para dejar en claro ciertas protestas”.
Brasil vive el clima de Mundial en medio de un estallido social que puede sorprender al resto del mundo, pero no debió tomar por sorpresa a Dilma y a sus gobernantes. Las demandas son claras, el reclamo es justo.
Fuente: Informe del periodista argentino Javier García para rockandball.com
Acá te dejamos el video de Carla Dauden en inglés y con subtitulos en portugués, pero bastante entendible y elocuente para resumir, por qué no quieren su Mundial en Brasil.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=ZApBgNQgKPU[/youtube]